El coro de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Sant Antoni interpretó las tradicionales canciones, incluida por supuesto la Salve Rociera, en la misa celebrada ayer por la tarde en la iglesia de la localidad, que supuso el punto de partida del fin de semana festivo que continuó con bailes enfrente del Ayuntamiento Viejo y con una procesión que se prolongó durante más de tres horas.

Una pareja de jinetes encabezaron la comitiva, seguida por 20 carretas y por algunos devotos que prefirieron caminar. En total, cerca de 300 fieles recorrieron el Passeig de ses Fonts, la avenida del doctor Fleming y la avenida de Sant Agustí hasta llegar a un descampado situado enfrente del hotel Bahía, en Port des Torrent, donde continuó la fiesta. Por el camino los rocieros, ataviados con los tradicionales trajes de sevillanas y faralaes ellas, y con los botos camperos y los sombreros cordobeses ellos, pararon varias veces para reponer fuerzas. Cuatro restaurantes ofrecieron tapas a los fieles, que no pararon de cantar y bailar.

La procesión estuvo encabezada por el Simpecado de la Hermandad, que ha pasado un año en Almonte, donde ha sido restaurado, según explicó el secretario, Xavier Estarlich. Se trata de una talla de tela de hilo de oro, con un bastón plateado, de unos cuatro metros de altura, con la imagen de la Virgen del Rocío en el centro. Los rocieros, que acudieron este año otra vez a la procesión a la Aldea del Rocío, en Huelva, trajeron el Simpecado de vuelta a la isla. Ayer a medianoche estaba previsto el rezo del primer rosario. Hoy a mediodía tendrá lugar un Ángelus, a las 12 horas otro rosario y mañana a las 12.30 horas la eucaristía pondrá punto final a las celebraciones. En la misa se impondrán medallas a una decena de nuevos hermanos. Los voluntarios de Cáritas se encargarán del bar del descampado.