Actualmente existen más de 17.000 ciudades hermanadas en todo el mundo. La de Ibiza, hasta ahora, lo estaba únicamente con la mexicana Campeche, pero ayer se iniciaron los trámites para un nuevo hermanamiento que unirá Vila a Dubrovnik (Croacia).

Para hermanar dos ciudades suelen aplicarse criterios de afinidad. La alcaldesa de Ibiza, Marienna Sánchez-Jáuregui, enumeró ayer los aspectos que tienen en común estas dos nuevas hermanas. Ambas están reconocidas por la Unesco como Patrimonio de de la Humanidad: Dubrovnik desde 1979 (con una ampliación de este reconocimiento en 1994) y Ibiza desde 2009. Las dos cuentan con una población similar (45.000 habitantes la croata y casi 50.000 Vila), están amuralladas, bañadas por el mar y viven del turismo. «Hasta la indumentaria tradicional y las joyas son muy parecidas», constató Sánchez-Jáuregui tras comprobarlo en un libro que recibió como obsequio de la delegación croata y en los gemelos que Neven Pelicaric, embajador de Croacia en España, lucía en sus mangas.

Para materializar este hermanamiento la concejalía de Cultura realizará una memoria justificativa, que pasará después por la comisión de este departamento antes de ser aprobada en el pleno municipal.

Ni el embajador croata viajó solo a Ibiza ni el hermanamiento era el único objetivo de la visita que comenzó el sábado y acabará hoy. Pelicaric acompañaba al alcalde de Dubrovnic, Andro Vlahusic, y el cónsul croata en Balears, Miquel Capellà, completaba la delegación adriática. Consigo han traído una imagen de San Blas, patrón de su ciudad, que luce ya en la iglesia de Santo Domingo y que será bendecida esta tarde, a las 19 horas, por el obispo de la diócesis de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura.

La capilla de los ragusinos

Se trata de una talla en granito, de 40 kilos de peso, que la Perla del Adriático regala a Ibiza para restituir la que durante siglos ocupó la llamada capilla de los ragusinos.

Ragusa era el nombre con el que se conocía a la antigua Dubrovnik en el siglo XVI, cuando algunos comerciantes originarios de allí financiaron la construcción de una capilla en el templo de Santo Domingo. Visitaban Ibiza a menudo para comerciar con la sal y acudían a orar a este enclave en cada una de sus visitas. La imagen de San Blas que se exponía en esta capilla fue destruida durante la Guerra Civil española, por lo que la delegación croata ha realizado la donación de la talla para recuperar aquel vínculo.

El alcalde de Dubrovnik explicó cómo el mártir San Blas (médico y patrono de los enfermos de garganta) se apareció en sueños al obispo de Dubrovnik en el año 972 y le avisó del ataque por mar de los venecianos, de manera que este pudiera alertar a las tropas y salvar la ciudad. Fue un 3 de febrero y desde entonces, durante 1.040 años, de forma ininterrumpida Dubrovnik celebra en esa fecha unos festejos que incluyen la suelta de palomas como símbolo de libertad y que hace dos años fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco.

Vlahusic obsequió además a la alcaldesa de Ibiza con una reproducción más pequeña de la imagen de San Blas que esta guardará en su despacho «para que proteja al Ayuntamiento y a la ciudad». Sánchez-Jáuregui se comprometió también a visitar Dubrovnik, algo que no pudo hacer el 3 de febrero, entre otras circunstancias, «por problemas de conexiones de vuelos».