Es Cubells celebró ayer la tradicional procesión marinera de la Virgen del Carmen. A las diez de la mañana, más de sesenta vecinos de la localidad y también algún que otro curioso abarrotaban la iglesia en la que el párroco José Luis Moyá se encargó de pronunciar la eucaristía.

Al finalizar la ceremonia, la gente esperó a las puertas del templo, pendiente de la salida de la imagen. «Ya sale, ya sale», confirmó una vecina que se había mantenido expectante. Finalmente, la imagen de la virgen, en manos de Moyá, asomó por la puerta, provocando un gran apluso. Es una tradición que se mantiene viva desde hace más de cuatro décadas y que nació gracias a la iniciativa de algunos pescadores de la zona.

Pasadas las once de la mañana, la imagen de la Virgen del Carmen enfiló el camino hacia la embarcación que la portaría durante la procesión marinera, acompañada de unas 50 personas.

Durante el descenso del acantilado hacia el pequeño muelle hubo algún que otro tropezón provocado por las piedras, pero una vecina advirtió: «Hoy el sol no pica tanto y nos facilita la bajada hasta el mar; esto es cosa de la virgen, que siempre ayuda».

Procesión marítima

La embarcación de nombre ´Genoveva´ esperaba a la imagen de la virgen y el niño. Moyá y unos cuantos vecinos embarcaron con ella en el pequeño llaüt para dirigirse mar adentro. El resto de personas que también quisieron acompañar a la virgen en su paseo marinero ocuparon dos embarcaciones más. Ya en el mar, la virgen encabezó a unas 15 embarcaciones, algunas de las cuales se fueron sumando a medida que el ´Genoveva´ se adentraba en el mar. «Es precioso», señaló un holandés. «El año que viene quiero volver», añadió el mismo turista.

Poco a poco los barcos fueron rodeándola, quedando la barca que portaba la virgen en el centro mientras el resto daba vueltas a su alrededor en el sentido de las agujas del reloj. Se creó un silencio respetuoso, momento que aprovecharon los vecinos para llevar a cabo la tradicional ofrenda floral. El silencio se rompió por los aplusos de quienes decidieron acompañar a la virgen hasta el mar.