Acaba de hacer diez años. Entre el final de 2001 y el principio de 2002 y con muy pocos meses de diferencia, el Govern balear del Pacto de Progreso, presidido por Francesc Antich, firmó las figuras de protección de los dos únicos espacios pitiusos que cuentan con ellas: El Parque Natural de ses Salines, declarado el 19 de diciembre de 2001, y las Reservas Naturales des Vedrà, es Vedranell i els Illots de Ponent, que suman más de 15.629 hectáreas protegidas. 15.396,90 forman el Parque de ses Salines (de las que más del 88% son marinas), entre el norte de la isla de Formentera, incluidas sus salinas y los estanys Pudent y d’es Peix, el Pas des Trucadors, la isla de s’Espalmador y los islotes cercanos, es Freus y el extrem0 sur de la isla de Ibiza: ses Salines, es Cavallet, es Cap des Falcó, es Codolar... hasta la frontera que marca la pista del aeropuerto.

Las Reservas Naturales des Vedrà, es Vedranell i els Illots de Ponent abarcan 232,7 hectáreas entre los dos islotes del sur: es Vedrà y es Vedranell, y los del norte: Sa Conillera, s’Espartar, s’Illa des Bosc y el pequeño archipiélago de ses Bledes. Son solo islotes y sus aguas próximas. En un principio se declaró como Parque Natural una franja de tierra costera en Cala d’Hort, Cap Llentrisca y sa Talaia, que pretendía salvar esa parte del litoral de la especulación urbanística -había proyectado un campo de golf-. El decreto fue aprobado con el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales incluido. Abarcaba más de 3.000 hectáreas de las que 2.000 eran terrestres. Pero el siguiente Govern de Jaume Matas eliminó la declaración del Parque Natural manteniendo solo la de las reservas.

Después de una década de las dos declaraciones, estos espacios naturales han evitado la especulación urbanística, la construcción y las agresiones que venían sufriendo desde hace décadas, pero la gestión está salpicada de luces y sombras. Las luces se centran en la protección efectiva del suelo, la ordenación de algunas zonas en las que no se puede circular ni a pie ni en vehículos motorizados o pescar o practicar submarinismo en las marítimas, la puesta en marcha de los órganos de gestión y contratación del personal de control e investigación, además de las actividades que ya se están llevando a cabo para dar a conocer los valores de los dos espacios, tanto entre los escolares como entre la población en general, con un excelente trabajo de los técnicos.

A pesar de ello, aún perviven muchas sombras sobre el futuro tanto del Parque Natural como de las Reservas, que vienen del escaso desarrollo tanto de los planes de ordenación de los recursos naturales (PORN), ambos aprobados en 2002, como de los de usos y gestión (PRUG). Sobre todo de estos últimos.

Ses Salines

El Parque Natural de ses Salines de gran riqueza natural, paisajística e histórica, acoge importantes poblaciones de aves acuáticas y marinas, tanto hibernantes como migrantes y un importante número de especies de flora y fauna endémicas de las islas.

En su interior aún alberga focos de degradación, como el del delfinario abandonado desde hace décadas y cuyo interior está lleno de basuras y ratas. Hasta el momento no ha habido una intención seria de derribarlo y eliminarlo. Otro de los problemas es el de los tendidos eléctricos aéreos. El PRUG, aprobado en 2005, preveía la eliminación de todos ellos, que aún no se ha acometido. El plan también ordenaba la restricción en los accesos, sobre todo al tráfico rodado, para evitar la presión humana que sufre el parque por sus playas paradisiacas, sobre todo en los meses de verano. La restricción nunca ha pasado de un proyecto.

Sí se ha acometido la protección de los sistemas dunares de las playas de ses Salines y es Cavallet, que en pocos años han recuperado buena parte del esplendor que habían perdido.

Por otra parte, aún falta, diez años después, la apertura del centro de visitantes y mejorar la señalización. La antigua iglesia de Sant Francesc ya ha sido rehabilitada para acoger el centro de interpretación, pero lleva meses esperando a la conexión eléctrica y aún no hay un presupuesto destinado a su puesta en marcha. Sí se ha abierto el centro de interpretación de Formentera, en Can Marroig, que fue inaugurado hace ahora un año.

Los islotes

En cuanto a las Reservas Naturales, en los islotes conviven diferentes especies de aves marinas, lagartijas e invertebrados endémicos, además de una flora de gran riqueza llena de endemismos. La protección ha sido efectiva en el ámbito terrestre y el gran trabajo de gestión está dando a conocer este bien a una buena parte de la población. En los últimos años se han convertido en un importante activo de Eivissa.

De todas formas, quedan amenazas, que provienen de la fauna introducida, particularmente las ratas, y en el más representativo de los islotes, es Vedrà, las cabras, que pese a la ordenación del pastoreo siguen destruyendo una flora endémica única. Los planes para reducir los mamíferos no han sido eficaces al tratarse de un islote privado.

La principal amenaza de ses Salines, en el ámbito marino

Si en la zona terrestre del Parque Natural de ses Salines persisten algunas amenazas, la principal del espacio se encuentra en el ámbito marino y afecta a la posidonia oceánica, una planta marina responsable de la transparencia de las aguas pitiusas y que sirve de hogar a numerosas especies marinas. Las algas invasoras ocupan cada vez más espacio en los fondos desplazando a la posidonia, pero los principales responsables de su recesión son los fondeos incontrolados de barcos de recreo en la zona comprendida entre Eivissa y Formentera, principalmente en los meses de verano. Las anclas actúan como arados que levantan la planta y las cadenas provocan calvas en las praderas. La otra gran amenaza llega de los proyectos urbanísticos en el litoral, que están provocando la desaparición de algunas comunidades de posidonia.