La Sección Segunda de la Audiencia Provincial ha acordado el sobreseimiento provisional de la causa abierta contra un profesor de Educación Física de un colegio de Vila que fue denunciado por la familia de una alumna, de 11 años y con discapacidad física, por agredirla sexualmente.

En un auto dictado el pasado 7 de marzo, el tribunal estima «procedente» confirmar la conclusión del proceso judicial, dictada por el juez instructor de este caso, al «no existir indicios suficientes de la autoría del imputado respecto de los hechos denunciados».

No obstante, se devuelve el sumario al juzgado en el que se instruyó «por si en lo sucesivo apareciesen méritos suficientes para su continuación». Esto es una práctica habitual en los procedimientos judiciales que quedan sobreseídos y no supone que existan dudas sobre el archivo de la causa.

De acuerdo con la información recabada por este diario, la fiscal asignada al caso ya solicitó en febrero de 2009 que el caso quedara sobreseído, pues concluía, como ahora apunta el tribunal, que no había indicios suficientes sobre la autoría. Asimismo, resaltaba que ni siquiera se había podido aclarar de qué manera y en qué momento sucedieron los hechos denunciados.

La agresión sexual

La denuncia contra el profesor la presentó la madre de la menor el 7 de abril de 2009. En ella, la mujer relató que desde hacía un mes había notado cambios en su hija y que esta le había dicho que su profesor de gimnasia la había tocado en la zona genital unos días atrás. Según la madre, la menor le explicó que esto ocurría durante las clases de Educación Física, cuando el profesor la llevaba al baño y dejaba a los demás niños en el aula.

En su escrito, la fiscal resalta que dos días después, la menor, a la que exploró el médico forense sin encontrar lesiones aparentes, reiteró en el juzgado que su profesor la había violado en el baño del gimnasio. Señaló que esto sucedió un viernes, pero que no sabía cuándo exactamente, y apuntó, entre otras cosas, que el maestro había cerrado con pestillo la puerta del baño.

A mediados de abril, compareció la abuela en el juzgado, quien aseguró que hacía ya tres o cuatro años que notaba distinta a la niña, que no quería ir a la escuela y que desde hacía unos meses notaba que llegaba a casa con los pantalones manchados, quizá «de semen». Dijo que sospechaba que la menor sufría abusos desde hacía años y que todo este tiempo el profesor de Educación Física había sido el mismo, narra el escrito de la Fiscalía en el que se pide el sobreseimiento.

Sin embargo, la auxiliar educativa del centro, que realiza tareas de aseo con la menor, dijo que los días de Educación Física llega antes de que acabe la clase y que la menor tenía una actitud normal. La fisioterapeuta, por su parte, ratificó que no había notado nada raro en la alumna o el maestro, mientras que la profesora de Matemáticas señaló que el día que supuestamente se denunció que ocurrieron los hechos la clase de gimnasia se desarrolló con normalidad –ella lo pudo comprobar–, que la puerta del pabellón estaba siempre abierta y que los niños le habían contado que el profesor nunca les dejaba solos durante la clase, como relató la supuesta víctima. Este extremo fue ratificado por cuatro menores.

La declaración del imputado

A su vez, el imputado relató en comisaría que en ningún momento abandonó la clase con la menor ni se dirigió al baño con ella ni le realizó tocamientos, recoge la fiscal. También en el juzgado «negó categóricamente» haber agredido sexualmente a la niña, resaltó que nunca ha estado en el vestuario de las niñas y dijo que los cambiadores del pabellón «tienen manilla, no pestillo». Esto último se hizo constar en la inspección ocular que la Policía realizó en los baños.

Por último, el informe pericial psicológico determinó que la menor no manifestaba incoherencias y que presentaba «indicadores compatibles con una persona que ha podido sufrir episodios de abuso sexual».

A pesar de estas conclusiones, la fiscal resaltó en su solicitud de sobreseimiento que existen contradicciones «que no han aclarado las circunstancias, el lugar y el tiempo en que sucedieron los abusos». Hace referencia a que testigos afirman que el profesor no dejó la clase para ir con la menor al baño o que el forense dice que la exploración de la menor era normal.