La prestigiosa revista Club de Gourmets dedica en su número de mayo un amplio reportaje de cuatro páginas a la oferta gastronómica de la isla, en el que avisa de los fuertes contrastes entre lo más selecto y elitista, y la razonable carta de los locales más tradicionales. También previene frente a «quienes van a hacer el agosto y destaca «quién ofrece un buen servicio de enero a diciembre», en un texto firmado por Andoni Sarriegi.

El reportaje transita por varios puntos de la isla, de la que dice que es posible ir en cinco minutos desde el frenesí fiestero más desbocado a la calma introspectiva. En ella, «se encuentra de todo. Y todo a un paso de todo». A la hora de sugerir lugares en los que calmar el hambre, se decanta por una veintena de establecimientos, entre los que predominan los agroturismos y los restaurantes costeros «de toda la vida»,

regentados aún por familias de la isla, entre los que cita Can Curreu, Can Planells, Pou des Lleó, Es Boldadó, Ca n´Alfredo, Es Rebost de Can Prats o Port de Balansat, sin olvidarse de Sa Nansa, que considera el «mejor restaurante de cocina ibicenca de mar».

Pero el reportero también considera remarcable el esfuerzo que hacen algunos restauradores innovadores por poner al día el recetario tradicional, entre los que enumera a Marga Oller, de S´Ametller, José Miguel Bonet, de Es Ventall, o los creativos José Manuel Sánchez e Iván Madrid, al frente del pequeño Punto Gastro en Santa Eulària.

En la isla, se asegura en la revista, es posible gastar una fortuna en el «chiringazo de moda» o comerse unos huevos fritos «por 3,50 en el Comidas San Juan», fonda aún en activo, o la cantina Can Xicu de Sant Miquel, donde recomienda probar las hierbas caseras.

«En las antípodas», sugiere sentarse a manteles en El Hotel de Pachá, del que recomiendan el menú degustación del bermeano Íñigo Rodríguez, o disfrutar de la comida «mientras le susurran canciones al oído», como se dice que sucede en Lío, y «lucir palmito» en el Blue Marlin, entre lo más elitista.