El equipo de la excavación del poblado prehistórico de es Cap de Barbaria II, formado por trece especialistas en distintas áreas, trabaja desde el pasado 2 de abril en la investigación de los restos recogidos en las dos campañas anteriores, de 1979 y 1987, y en los hallazgos que están realizando estos días. El coordinador del proyecto es Pau Sureda, que trabaja en su tesis doctoral del Laboratori d´Arqueologia de la Universitat Pompeu Fabra.

—¿ Cómo surge esta excavación 15 años después de la última?

—El proyecto se relaciona con mi tesis doctoral que trata de este momento histórico y que se relaciona con los proyectos de investigación del Laboratorio d´Arqueologia de la Pompeu Fabra. Trata sobre las relaciones coloniales de fenicios y griegos con las poblaciones indígenas de la Península Ibérica y del Mediterráneo en general. De allí que estudiar este poblado de es Cap II entre perfectamente en esta línea.

—Usted está a cargo de un equipo de especialistas. ¿Quiénes lo forman?

—El grupo de investigación está conformado por expertos de varias universidades y, aunque el coordinador sea yo, somos siete directores: Edgard Camaróz, de l´Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social; Alba Masclans y Dioscórides Marin, arqueólogos del CSIC de Barcelona; Xavier Gonzalo y Gerard Cantoni, ambos de la Universitat Autònoma de Barcelona, y Adriana Molina, conservadora y restauradora de patrimonio arqueológico. Luego, el resto del equipo son especialistas en el campo de la arqueología, hasta llegar a un total de 13 personas.

—La campaña comenzó en el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera ¿qué hicieron?

—Revisar los materiales de las anteriores campañas. No podíamos plantearnos ir a un yacimiento ya investigado sin conocer el trabajo realizado antes. Nuestra metodología, como arqueólogos, se basa mucho en la comparación con otros yacimientos en cuanto a los restos hallados para así poder establecer prácticas similares, ya sean culturales o sociales.

—Parece que el estudio de la Prehistoria se basa en conjeturas, en la elaboración de hipótesis.

—Sí, pero nuestra metodología es científica y trabaja sobre una serie de preguntas que generan hipótesis. Dentro de este proceso de investigación, la excavación sobre el terreno no es más que un paso más.

—¿En el caso de Formentera, cuál es la pregunta que se plantean?

—Aquí exactamente nos preguntamos cómo eran las prácticas sociales que realizaban esas comunidades prehistóricas para ubicarlas cronológicamente de la forma más exacta posible.

—En la zona de es Cap se concentran 21 yacimientos prehistóricos. ¿Quiere decir que esta zona es de las más ricas de las Balears en este campo?

—Sí, desde el punto de vista de la concentración es seguro. Quizá sea comparable a los talaiots de Menorca, no por su monumentalidad sino por la cantidad de restos. La diferencia es que Menorca es un territorio mucho más grande. En es Cap, el hecho de que haya 21 yacimientos localizados dice mucho del valor que tiene para su estudio. Explicar el porqué es más complicado, ya que existen pocas investigaciones sobre la Prehistoria en las Pitiusas.

—Da la sensación que el estudio de la Historia Antigua en las Pitiusas comience en la época fenicia y púnica...

—Eso es una realidad. En cambio en Mallorca y Menorca la Prehistoria ha sido trabajada desde hace bastante tiempo, sobre todo por la monumentalidad de sus restos. Los talaiots son algo muy presente en el territorio y unido a la identidad de los menorquines. Este periodo corresponde al 850 antes de nuestra era hasta la época de los romanos. En el caso de Formentera estamos hablando del segundo milenio antes de Cristo.

—¿Qué hace especial a los yacimientos de Formentera?

—Una de las ventajas es que la territorialidad está muy definida y limitada. Son 82 kilómetros cuadrados, no hay más. Esto es un punto de partida importante porque todo elemento que no se encuentre de forma natural en la isla, como el metal, se cataloga como foráneo, lo que permite hacer ciertas conjeturas que no puedes realizar en territorios que no sean insulares, donde establecer el dentro y el fuera no es tan fácil como aquí.

—¿Qué nos encontramos en el poblado de es Cap II?

—Uno de nuestros objetivos es acotar las fechas en las que funcionaron los poblados de es Cap. Cabría esperar que su actividad se mantuviera entre el 1.600 y el 850 antes de Cristo, es decir, posterior al sepulcro megalítico de Ca na Costa. La interpretación ha ido cambiando a lo largo de los últimos 20 años. Por eso resulta importante tener datos concretos para evitar tener que comparar con Mallorca y Menorca a la hora de establecer su cronología.

—En las anteriores excavaciones, ¿cuáles han sido los restos hallados más importantes?

—Sin duda las escorias de bronce. Son las primeras evidencias, in situ, de producción de bronce en un poblado de las Pitiusas.

—¿De dónde procedían los minerales?

—Eso forma parte de mi tesis doctoral que no he terminado y espero concluir. De momento, no se puede saber. Actualmente existen una serie de analíticas sobre mineral, los isótopos de plomo, que permiten vincular el mineral del objeto encontrado al mineral de la mina de procedencia y de esa forma establecer un recorrido.

—¿En los días que llevan excavando qué han sacado de interés?

—Hemos encontrado varias piezas. Pero el pasado viernes encontramos, y lo digo con toda la prudencia y a la espera de análisis en el laboratorio, una lasca de sílex que podría corresponder a una hoz. Insisto en que esto está por confirmar. No me quiero tirar a la piscina porque luego viene el especialista y te dice que no, por eso mantengo la duda. Normalmente las lascas de sílex que son utilizadas como hoces dejan una pequeña pátina, una película que se puede ver en el microscopio y que son los restos del corte del vegetal. Si hay pátina en esa lasca es que era de hoz.

—¿Cuál es el estado de conservación del poblado?

—El estado del poblado es crítico. A nivel de conservación la solución no existe porque el daño está hecho desde hace 2.000 años, nosotros no tenemos la solución, y esto es común cuando investigas este tipo de yacimientos. Lo peor ha sido la vegetación, sobre todo las sabinas, cuyas raíces han ido desmontando las estructuras originales. Este poblado merecería una intervención de restauración y adecuación a lo que son las visitas, con un acceso a minusválidos e incluso se podrían reincorporar elementos que se sacaron para realizar una recreación que permita entender cómo vivían los antiguos pobladores.

—¿ Y cómo vivían esos hombres y mujeres?

—Cabe entender, recurriendo a los tópicos que se establecen sobre la Prehistoria, que serían grupos familiares no entendidos como los nuestros y que compartirían un mismo espacio. Serían unidades familiares extensivas, con presencia de individuos de todas las edades, que incluso compartirían su espacio con animales. Un animal es una estufa maravillosa en invierno. Sabemos que su dieta era vegetal y en este caso de recursos pesqueros. Hemos encontrado gran cantidad de conchas, cornets y restos de moluscos que vamos también a estudiar y la presencia de una pieza triangular, con un orificio en el centro, que podría ser utilizada como parte de una red de pesca.