«AENA está estrangulando la práctica de la aviación deportiva en España y si continúa con esta política, llegará el momento en que desaparecerá, porque nadie se lo podrá pagar». Así se expresa el piloto de avioneta Bernardo Brosius, vicepresidente del Real Aero Club de Ibiza y Formentera, que lamenta que la subida de tasas aplicada por Aeropuertos Españoles ha reducido al mínimo la actividad de esta entidad, fundada en los años ochenta y que llegó a contar con un centenar de socios en la isla.

Brosius afirma que hasta 2010 las avionetas pagaban al aeropuerto una tasa de nueve euros para aterrizar, pero en la última subida que entró en vigor ese año esta cifra aumentó un 900 por ciento, pasando a 64 euros. Asimismo, también antes de 2010 debían pagar 45 euros al mes por derecho de estacionamiento y estas tarifas han subido más del triple, con lo que para el mismo periodo ahora se pagan 150 euros.

El piloto Joan Manils, que fue ocho años presidente del club ibicenco, observa que al establecer estas tarifas, AENA las compara con las de un aparcamiento para automóviles. Pero «para aparcar un coche tienes opción de hacerlo en la calle o en un aparcamiento controlado, mientras que una avioneta, si no la aparcas en Ibiza lo deberás hacer en otro aeropuerto y debes pagar constantemente, lo que no todo el mundo se puede permitir».

Otro coste que deberán afrontar los pilotos deportivos es el servicio de handling que se tendrá que abonar a una empresa por conducirlos hasta la aeronave, siempre que vayan a realizar un vuelo IFR (Instrumental Flight Rules), es decir, con instrumentos para la navegación, sin tener un contacto visual con el terreno. En el caso de los vuelos VFR (Visual Flight Rules), que se hacen en condiciones meteorológicas visuales, o sea, con buen tiempo, también se deberá pagar por el handling en todos los vuelos, a partir de 2.000 kilogramos.

«Te obligan a pagar 130 euros por llevarte en un autobús por espacio de 80 metros», critica Bernardo Brosius. El piloto señala que esta medida se debe a motivos de seguridad, pero no entiende «por qué no se puede permitir a los pilotos que se desplacen a pie hasta la avioneta».

Joan Manils, por su parte considera que los pilotos, que han recibido una formación y cuentan con experiencia de vuelo, merecen no solo que se les permita esa licencia en el acceso al aeropuerto, sino que deberían contar con más apoyo y facilidades. «La aviación deportiva –apunta– debería estar subvencionada hasta las 200 horas de vuelo, para que el día de mañana pueda haber pilotos comerciales, ya que ahí está la cantera. Si no hay cantera, no habrá pilotos, y si no hay pilotos, ¿para qué están los aeropuertos, que han costado tanto dinero?».