—¿Por qué los niños deben pasar su primera infancia en casa?

—Lo natural para los niños es estar con los padres. La madre ha pasado nueve meses conociéndolo antes de nacer. El niño la diferencia a los pocos minutos de los demás, por la voz, por el olor… La madre es la que intuye qué le pasa al niño, con el que establece un diálogo. Le va explicando el mundo, le dice lo que él mismo siente, que tiene hambre, que tiene sueño… Es un diálogo instintivo, intuitivo y el motor del progreso del niño.

—Pero la mujer trabaja.

—La mujer se ha incorporado al mundo laboral, yo la primera, y es lógico que queramos conservar nuestros derechos porque costó mucho conseguirlos, costó que dejase de ser una subnormal en el código civil español, que votara o tuviera derecho a la formación. Habría que ayudar a los padres para que pudieran cuidar del niño. Sería mucho más barato para los padres y la sociedad. El problema es que la madre es la que está en mejores condiciones, es la que sabe de los niños a fondo. Los padres pueden aportar muchas cosas, pero es muy raro que estén empapados del niño como pasa con la madre. Depende del padre que se pueda hacer o no. Si dice que ayudará y luego no lo hace ya pueden venir los gobiernos con subvenciones.

—¿No debe haber guarderías?

—Son necesarias porque hay familias que no pueden cuidar de los niños. Hay familias con problemas y gente cuya salud mental no da para más. En esos casos vale más una guardería ordenada que una familia desordenada. Es mejor no llevar a un niño a la guardería si los padres están bien y quieren cuidarlo. Si lo hacen con desgana, mejor la guardería. Los estímulos del trato que los padres dan al niño influyen en su evolución. En las guarderías, habiendo personal preparado, no pueden atender suficiente a los niños porque cada uno tiene seis.

—Por mucho que hable de los padres, cuando se habla de tener a los niños en casa todo el mundo piensa en la madre. ¿Cómo lo hacemos para que las mujeres no retrocedamos?

—El problema es la conciliación. Sabemos qué necesita el niño, lo que no sabemos es cómo atender las necesidades del niño y las de la mujer. Podemos seguir con la profesión, pero no necesitamos trabajar 14 horas al día. Podemos repartirnos el tiempo con el padre. Hay escuelas que cogen a los niños con menos de cuatro meses, antes de acabar la baja maternal. Hoy en día la maternidad es una elección. ¿Por qué alguien tiene niños si no tiene ganas de cuidarlos? Es sorprendente. Los niños hay que disfrutarlos, esa es la palabra clave, no aguantarlos. Las escuelas dicen que se nota cuando un niño se ha educado en casa. Hay niños que salen de todas, tienen mucho aguante y parece que da igual dónde pasen los primeros años, pero no. El mismo niño más ayudado tendría más ventajas.

—Pero los niños que van a la guardería desarrollan más habilidades sociales, ¿no?

—Sí. Se arrancan el lápiz, consiguen comida, son más guerreros que el que no va, al que cuando le quitan algo se queda más inhibido. Pero eso no es esencial, lo aprenden después, desarrollar el cerebro como debería los tres primeros años sí es esencial para que aprendan a hablar, tengan capacidad de atención y no les cueste aprender.

Más tarde se necesitarán técnicas especializadas para conseguirlo. Jay Belsky, experto en desarrollo infantil, afirma que ir a la guardería al año más de 10 horas a la semana es un riesgo, más de 20 es seguridad de que habrá problemas y más de 30 de que habrá problemas graves de agresividad, dificultades de aprendizaje y conducta.

—¿Se pueden compensar en casa las horas de guardería?

—Sí, si va dos horas al día. A muchos los llevan antes de las ocho y los recogen a las nueve de la noche, o cuando los padres llegan a casa ya están dormidos. Padre y madre pueden liberarse unas horas de trabajo para estar con el niño, jugar y hablar con él. Sue Gerhardt dice que cuando se ha construido mal una casa desde los cimientos luego se van poniendo pegotes pero nunca tienes la casa como si la hubieras hecho bien desde el principio. Lo mismo que pasa con los niños.

—¿Cómo se les dice esto a los padres?

—Se les dice que tienen que hacer más cosas con el niño. No puedes decirles claramente lo que pasa.

—Depende de cómo se explique parece que se quiere culpabilizar.

—Sí, y eso sería añadir un problema.

—¿Dejar al niño en casa no es retroceder varias décadas?

—Es que el bebé nace igual que hace 50 años, con las mismas necesidades.

—¿A qué edad debe empezar en la guardería?

—Cuando habla y sabe explicar qué le pasa. Si tiene miedo, cómo está… El niño ya ha aprendido a hablar en casa y tiene un lenguaje rico.

—¿Y una guardería en el trabajo?

—Sí, si no es a los cuatro meses, con niños de un año igual sí. Lo digo con dudas porque hay profesiones de riesgo.

—¿Profesiones de riesgo?

—Sí, la modista que trabaja en casa y está con el niño, pero entra y sale clientela todo el día y está desatendido. O los que están en el bar o los hijos de los que trabajan en casa y están tan concentrados en su trabajo que no les hacen caso.

—¿Tener una chica en casa es mejor que una guardería?

—Es una buena solución si la chica tiene cabeza, es intuitiva y le gustan los niños porque irá conociendo al crío a fondo y podrá atenderlo en función de lo que necesita. En las guarderías se hacen las cosas cuando toca, no cuando lo necesita el niño. No se adapta el ritmo al niño sino el niño al ritmo.