Sant Llorenç celebró ayer su día grande con una misa seguida de procesión con la imagen del santo y una exhibición de ball pagès a cargo de la colla de Labritja. A la celebración acudió el presidente del Consell de Ibiza, Vicent Serra, y los alcaldes de Sant Joan, Antoni Marí, Carraca; Santa Eulària, Vicent Marí, y Vila, Marienna Sánchez-Jáuregui. Esta última dijo disfrutar mucho del «entorno relajante» que ofrece este pueblo de la isla.

En la iglesia no cabía un alfiler durante la misa, que presidió el obispo de Ibiza, Vicente Juan Segura, mientras decenas de personas esperaban en la plaza o en la barra instalada en la explanada que hay junto al templo a que comenzara el tradicional recorrido en carros de caballos por las calles del pueblo y a la actuación de ball pagès. «Es un pueblo muy bonito, es una pena que mucha gente se pierda esta parte de la isla que en fiestas está espléndida», se lamentaba Asela mientras sonaban las campanas que anunciaban el final de la misa. Es de Barcelona y ha recibido una plaza como profesora en el colegio Santa Eulària, por lo que en mayo se trasladó a la isla con su marido y su hijo, que ya ha practicado ball pagès con alguna colla y que estaba un poco enfadado porque ayer no le dejaron participar.

Por su parte, Petra y Stephan son de Colonia, Alemania, y es el segundo año que vienen a la isla. Disfrutaron mucho de la ballada pagesa, de la que habían leído información en una guía. «Es una tradición preciosa, más cuando entiendes el significado del baile y de los trajes típicos» explicó Petra.

En el porche de la iglesia se podía disfrutar además de una exposición de fotografías antiguas del entorno de Sant Llorenç, obra del fotógrafo Manel Royo.

Finalizdo el baile empezaron a servirse orelletes y bunyols, dulces prácticamente obligatorios en las fiestas de los pueblos de la isla, acompañados de botellas de vino y refrescos que el concejal de fiestas de Sant Joan, Santi Marí Torres, repartió junto a algunos voluntarios. «La comisión de fiestas ha hecho un trabajo espléndido y los obreros han dejado la iglesia y la plaza perfectas para la ocasión», comentó orgulloso Marí.