Un año más el intenso calor se llevó parte del protagonismo de la misa solemne en honor de la Virgen de las Nieves, patrona de Ibiza y Formentera, que se celebró ayer en la catedral y presidió el obispo, Vicente Juan Segura.

Los abanicos no pararon de revolotear durante la ceremonia, que comenzó puntual y con lleno total del templo. Los bancos fueron insuficientes para los fieles congregados y hubo que sacar las sillas plegables. Aún así algunos asistentes tuvieron que seguir de pie la ceremonia, que se prolongó durante hora y cuarto.

El obispo recordó en su homilía que fue en 1235, con la reconquista católica de las Pitiusas, cuando se proclamó a Santa María de las Nieves como patrona de Ibiza, y resaltó el valor de la figura de la Virgen María y el mensaje «de esperanza» que simboliza, ya que una mujer de modesto linaje «dio a luz al hijo de Dios». De la misma forma, subrayó, el destino de cualquier cristiano es «ser santos e inmaculados».

La ceremonia contó con la presencia de un imponente número de autoridades, más de 70; entre ellas el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Ibiza al completo, con la alcaldesa Marienna Sánchez-Jáuregui a la cabeza. También asistió el presidente del Consell, Vicent Serra, con buena parte de su equipo; la Defensora del Pueblo, María Luisa Cava de Llano; los alcaldes Pepita Gutiérrez, Vicent Marí y Antoni Marí Marí, ´Carraca´; el diputado Enrique Fajarnés, que llegó acompañado por el también diputado del PP por Salamanca Antonio Bermúdez de Castro, y la alcaldesa de Maó, Águeda Reynés, además del pel presidente del PP de Ibiza y diputado autonómico, Miquel Jerez. Entre toda la marea popular contrastaba la presencia del alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas, ´Agustinet´, y de parte de la oposición progresista del Ayuntamiento de Ibiza, además de la directora insular de la Administración del Estado, Sofía Hernanz.

Antes de comenzar la ceremonia, la concentración de hombres trajeados y mujeres vestidas de tiros largos a las puertas de la iglesia hizo que unos turistas preguntaran a la prensa si aquello era una boda. Despejadas las dudas, sacaron las cámaras y tomaron fotos de la procesión de obrers con los estandartes de todas las parroquias.

Algunos turistas también entraron en la catedral cuando escucharon las voces del Cor Ciutat d´Eivissa que entonó, entre, otras el imprescindible ´Set segles fa´.

Al finalizar el acto, los fieles, en su gran mayoría mujeres, se acercaron al altar para ofrecer un ramos de flores a la Virgen. Algunos los trajeron del jardín de sus propias casas y otro los proporcionó la propia Iglesia a la entrada del templo catedralicia. Los monaguillos fueron depositando los ramos a los pies de la imagen de la patrona. Este año se cumplen 56 de la coronación de la Virgen –un 9 de octubre de 1955– en el paseo de Vara de Rey.

Las fiestas continuaron por la noche con el concierto del cantante Sergio Dalma. Con puntualidad británica, salió al escenario del Parque Reina Sofía dispuesto a encandilar a los presentes con sus temas más conocidos y versiones de temas italianos. El recinto se vio completamente desbordado de público deseoso de escuchar al cantante.

Una vez más, el tráfico fue la nota discordante. Muchas personas se vieron atrapadas en sus vehículos en el centro de Vila por las aglomeraciones de los actos festivos.