Lo que hace un par de años era un «problema puntual» se ha convertido esta primavera en «un asunto bastante grave». Lo advierte Jaume Estarellas, técnico de Medio Ambiente del Consell Insular de Ibiza, que observa con preocupación cómo las culebras de escalera (Rhinechis scalaris) y bastarda (Malpolon monspessulanus) proliferan y se expanden por todo el centro de la isla, desde Sant Llorenç a Sant Rafel. Y más allá: el pasado lunes, a las 22 horas, los agentes forestales de la conselleria balear de Medio Ambiente se desplazaron hasta la zona de es Canar (Santa Eulària) para recoger con una pinza especial para ofidios un ejemplar que medía 1,90 metros y tenía un grosor en su parte más ancha de unos cinco centímetros. El reptil aún estaba vivo cuando fue capturado, aunque murió enroscado durante la noche dentro del recipiente ventilado donde fue introducido, probablemente por las heridas internas ocasionadas tras ser atropellado por un vehículo.

El guardia forestal Andrés Galera advierte de que cada vez se encuentran culebras en más lugares de la isla, no solo en el interior de Ibiza. El 25 de mayo, por ejemplo, capturó una de escalera en el centro de transformación de Cespa, junto a la central eléctrica. Galera cree que pudo llegar allí al merodear por entre la basura en busca de roedores, uno de sus alimentos básicos. Pero este tipo de reptiles se nutren también de lagartijas, que es lo que más preocupa al biólogo del Consell de Ibiza, Jaume Estarellas: «Es un problema bastante grave, que va a más. En Mallorca y en Menorca no hay lagartijas debido a la presencia de serpientes. ¿Qué ocurrirá aquí? Nunca se sabe, pero tenemos ese temor, ya que son sus depredadoras», advierte.

Como el Consell no tiene competencias en temas de protección de especies «la institución insular pidió al Govern que elaborara un estudio, una diagnosis, para detallar la densidad de serpientes que hay por hectárea» en Ibiza. Y en función de los resultados, también ha solicitado «que se cree un sistema de trampeo» para capturar el mayor número de ejemplares antes de que el problema ya no tenga solución. Estarellas, no obstante, no tiene constancia de que desde la conselleria balear de Medio Ambiente se haya hecho nada al respecto.

Las culebras llegan a la isla «dentro de los agujeros de los olivos que se importan desde Andalucía (de Jaén y Granada, básicamente), bien aún como huevos o como adultas mientras hibernan». Estarellas recalca que la zona donde más ofidios han sido avistados coincide con donde radican las sedes de unas empresas dedicadas a ese tipo de comercio. «Pero es difícil limitar la entrada de olivos debido a las leyes de libre comercio», se resigna Estarellas, que recuerda que hace unos años se celebró una reunión en la que el Govern y el Consell instaron a todos los viveros de la isla a que colaboraran en el control de estas serpientes: «Les pedimos que ellos mismos revisasen los olivos al llegar. El sistema de control consiste en introducir agua tibia con aspirina disuelta en las oquedades, lo cual las hace salir. Entonces se pueden capturar», detalla.

Las de escalera y bastarda son las más abundantes de la Península. La bastarda inocula veneno con unos colmillos posteriores situados en el interior de su boca. Tiene efecto local y no es peligroso para el ser humano: «Con sus mandíbulas pueden apretar, pero los dientes los tienen muy atrás y no los clavan», indica al respecto Estarellas. Ambas se alimentan de micromamíferos, especialmente roedores, «por lo que para la agricultura incluso pueden ser beneficiosas», señala el biólogo: «El problema son las lagartijas endémicas, a pesar de que estén asentadas y haya mucha población». También teme que hayan empezado a reproducirse dentro de la isla.

José Antonio, vecino de Sant Rafel, ya se ha topado desde Semana Santa –con los primeros calores– con seis. A una la mató a la puerta de su casa (medía unos 30 centímetros). El vecino acabó con otra, de un metro de longitud, también en el acceso a su hogar. Como cada primavera desde hace un par de años.