Previamente advertido de que no se trata de una entrevista al uso, el candidato del PP escucha las preguntas con el mismo gesto de quien trata de adivinar de dónde le llegarán las pedradas. Siguiendo seguramente la ley no escrita de evitar declaraciones comprometidas en plena campaña, Vicent Serra opta por respuestas equilibradas y no comprometidas que puedan poner en peligro esa imagen de consenso que trata de transmitir.

—La foto de su cartel electoral sin duda es obra de un enemigo suyo...

—Sí, me la ha hecho algún compañero vampiro que desconozco. Parezco salido de la saga esa de vampiros, ´Crepúsculo´.

—Parece que el de la foto en realidad es su doble en el Museo de Cera...

—Sí, y hay otros que me han dicho que parezco un muerto desenterrado.

—Hay un sector del PP que le considera a usted demasiado moderado. ¿Aprobará unos cuantos campos de golf para disimular?

—Esto ya se verá. Lo que hemos de tener claro es si podemos ser competitivos respecto a otros destinos con lo que tenemos. Y querría llegar a un consenso con todas las fuerzas políticas, o al menos las fuerzas mayoritarias.

—Si gana el PP ¿volverá a sacar la Acorazada Brunete de las excavadoras para arrasar los espacios naturales?

—No ha habido nunca una Acorazada Brunete de excavadoras en los espacios naturales. Lo que hemos de tener es un pacto por el territorio y que la gente tenga una seguridad jurídica más allá de los cuatro años de cada legislatura. Esto del territorio está excesivamente politizado.

—Pero cuanto más hormigón, menos paro ¿no?

—Hay que buscar el equilibrio. Lo que está claro es que Ibiza es una isla de servicios que no puede seguir creciendo al ritmo que crecía en los últimos años.

—¿Ah, no? Y Matutes, ¿que opina de esto?

—Lo desconozco.

—Usted es médico. ¿Qué sería lo primero que extirparía del organismo del Consell de Ibiza?

—Extirparía la mala gestión, la falta de capacidad para priorizar y la ausencia de lucha para lograr proyectos que podrían haber salido más baratos para Ibiza, o incluso haber salido gratis, como es el caso de sa Coma. Y habríamos ganado todos.

—¿Dará ejemplo recortando el número de cargos de confianza del Consell?

—Absolutamente. Demostraré que el Consell puede llegar a ahorrar un millón de euros en cuatro años simplemente reduciendo cargos de confianza.

—Hace unos días en Sant Vicent, el PP denunciaba que hay 830 nóminas en el Consell. ¿Cuántas tiene previsto suprimir?

—En principio no está previsto hacer ninguna reducción de nóminas en el Consell. Lo que se ha de hacer es rentabilizar la gente que hay y que trabaje en vez de tener que contratar a más cargos de confianza. Si hemos de reducir cargos de confianza es porque el trabajo que se tenga que hacer lo hagan técnicos y personal del Consell que hoy han quedado arrinconados.

—Decían que Enrique Fajarnés era demasiado ´vilero´ para entusiasmar a la población rural. Pero usted tampoco tiene pinta de subirse a menudo a un tractor. ¿Dejará esta materia para Antoni Marí, Carraca, en el Consell?

—Yo soy ibicenco. No importa de dónde uno sea ni dónde ha nacido. Soy un ibicenco más. Tanto si has nacido aquí como si eres ibicenco de adopción, todos amamos la isla. No hay que mirar de dónde uno viene, sino que un presidente ha de mirar por todos.

—Ese buen rollo que había entre usted y Xico Tarrés en la noche de pegada de los carteles ¿presagia una legislatura de colegueo entre PP y PSOE?

—No. Lo que espero es que sea una legislatura de respeto. Si somos capaces de tomar un café con alguien que no piensa como uno cuando no estamos en elecciones, cuando llega la campaña no necesitamos enseñar los dientes para demostrar que somos opciones diferentes.

—Supongamos que Carlos Delgado consiga ser conseller de Educación y Cultura, con el catalán en sus manos, ¿cómo se le queda a usted el cuerpo?

—Se me queda igual, porque el que manda sería Bauzá.

—¿Y Bauzá será un gran defensor de la identidad y la cultura propia?

—Nosotros defenderemos la identidad y la cultura propia del ibicenco. Y Bauzá ha dicho que no eliminará la Ley de Normalización Lingüística.

—Cuando ganó Xico Tarrés en 2007 dijo que quitaría el paso elevado de Jesús. ¿También dirá usted que quitará el carril-bici de Sant Miquel?

—No. Se tendrá que quedar dónde está como demostración de una forma de entender la política de un sector que ahora mismo representa a los ibicencos. Además, yo no quiero vender motos ni prometer imposibles a los electores como se hizo hace cuatro años en el Consell.