La feria Ibiza Medieval cerró ayer sus puertas con un importante volumen de público. Los vendedores consultados aseguran, a falta de hacer el recuento de la tarde, que las ventas se han reducido con respecto a ediciones anteriores. Marga Torres, del puesto Tot Garrova en la calle Aníbal, explica que hace tres años vendió mucho más que en esta edición, aunque algunos productos de su carta han tenido bastante buena aceptación como los bombones o las infusiones de algarroba «que proporcionan una energía increíble, mucho más que el café», explica. La lluvia de la tarde-noche del sábado le hizo recoger antes el puesto, pero confiaba en la tarde de ayer «para remontar un poco las ventas».

Por su parte, José Molina, del puesto Aceitunas J. Pericàs, en la subida de sa Carrossa, asegura que este año ha visto menos gente en la feria, a la que acude desde hace tres años. «Crisis, crisis», dice haciendo el clásico gesto de frotarse las yemas de los dedos. «Se nota que no hay tanto dinero y que la gente viene más a pasear y no gasta tanto», asegura. Además, cree que este año ha sido determinante que la primera jornada de la feria no fuese festiva y que la tarde del sábado se estropease con un buen chaparrón.

El artesano Nacho Villelga, que vende unas simpáticas marionetas de gomaespuma, coincide también en que las ventas han ido peor que el año pasado. «Parece que la gente tiene menos poder adquisitivo», afirma. «No me quejo porque todo lo que sea vender está bien pero es verdad que, si tengo que comparar y a falta de saber cómo irá la tarde de hoy [por ayer], no he vendido lo que otros años», lamenta.

Balances

Un poco más arriba, frente a Santo Domingo, Júlia Ribas y su hija Ana Marcel colocan la mercancía de la manera más vistosa posible en su puesto de coronas de flores. En su caso no hay queja, han vendido mucho. «Ha sido genial, las diademas han tenido mucho éxito entre las mamás y las hijas», asegura Ribas y apunta que es «de las mejores ferias» que recuerda en los diez años que lleva participando. «Hemos tenido muchos turistas españoles y bastantes holandeses», asegura. De todos modos, Ribas puntualiza que este año «la feria ha estado más sosa, con menos puestos y decoración, sobre todo en comparación con el año pasado».

Por su parte, Sonia Estévez, de visita por la feria con sus hijos Dani y Valentina, agradecía que Dalt Vila no estuviese tan atestada a primera hora de la mañana pero echaba de menos algunos puestos a los que era asidua :«Hay alguno de especias que no encuentro este año».

Manuel Tomás, de Mallorca, estaba, sin embargo «encantado» de todo lo que había visto. «La ciudad amurallada es un marco impresionante para la feria, me ha gustado mucho, aunque es la primera vez que vengo y no puedo comparar con otros años», matizaba.

Por su parte, la concejala de Fiestas, Sandra Mayans, hizo ayer un balance «muy positivo» de la Ibiza Medieval, aunque reconoció que en algunos momentos faltó animación callejera, como durante la lluvia que cayó la tarde del sábado, que también retrasó algunos espectáculos previstos. «Fue crucial el trabajo de las brigadas de limpieza y de los funcionarios que secaron todas las plataformas y los equipos de sonido», subrayó la concejala.

Mayans cree «importantísimo» que este año haya aumentado la afluencia de turistas extranjeros y también peninsulares. «Demuestra que estos eventos de envergadura consiguen atraer a gente fuera de temporada y ponen en valor algo tan importante como es nuestro patrimonio», explicó.

Respecto a incidentes, la concejala asegura que apenas se han registrado, «aunque sí hubo que atender algún resbalón por las calles por el pavimento mojado que los servicios de Cruz Roja y Protección Civil atendieron de manera rápida», explicó.

Mayans insistió en agradecer el trabajo a los funcionarios municipales «que han trabajado horas y horas de manera excepcional para que todo saliera lo mejor posible», subrayó. «Cada feria es diferente y es un aprendizaje. Agradecemos todas las ideas y críticas que nos hagan llegar para mejorar», aseguró.

Amics d´Eivissa Medieval

Como cada año, los miembros de la Associació d´Amics d´Ibiza Medieval protagonizaron un paseo por las calles de Dalt Vila durante la feria, que terminó con una cena. Ataviados con ropajes de estilo medieval, muchos turistas les fotografiaron.