El doctor en Psicología y profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona Carles Monereo considera que es preciso recuperar el «compromiso profesional» por parte de los docentes para hacer frente con éxito a los cambios y transformaciones que sufre el mundo de la enseñanza. Monereo dijo el jueves en una conferencia en el Club Diario, organizada por la Associació per a la Renovació Pedagògica (Aprep) pitiusa, que para que «el cambio sea profundo, es preciso cambiar la identidad profesional del docente», haciéndole abandonar las inercias basadas en los esquemas tradicionales del «saquen ustedes el libro de texto» y cambiarlas por acciones más variadas y eficaces que garanticen el aprendizaje de los conceptos por parte de los alumnos.

El profesor señaló que aún persisten actitudes en el profesorado consistentes en la mera transmisión mecánica de conocimientos y en una falta de interés por el éxito que pueda tener su asimilación por los estudiantes. «El profesor piensa que si el alumno no aprende, es su problema, y ya se encontrará el suspenso», dijo. Sin embargo, «esto es como si un médico se cargara al 80 por ciento de sus pacientes y no le importara. Pues hay profesores que suspenden al 80 por ciento de sus alumnos y tampoco les importa», lamentó.

El conferenciante admitió que «se ha de saber que el cambio no funciona en un primer momento» y «hace falta tiempo» para que el nuevo sistema dé sus frutos. En todo caso, advirtió sobre el riesgo de que los docentes que intentan aplicar métodos innovadores «ven que sus ideas son menospreciadas» por sus propios compañeros y se acaban integrando en la rutina habitual.

«La típica actitud de quien intentó cambiar y dice que fue imposible y no funciona, es muy peligrosa», señaló Monereo.

Para que la modificación de la labor docente tenga éxito, «el profesor ha de ser capaz de autorregular sus sentimientos para controlar la situación». Ante los primeros fracasos en la aplicación de la nueva estrategia con el alumnado, es preciso mantener los objetivos y persistir en ellos.

Abogar por la interdisciplinariedad, mostrar una actitud positiva y «disfrutar en clase» son algunas de las claves. «Como hay tantas cosas que enseñar, más vale explicar aquello en lo que uno cree y dejar aquello en lo que uno no cree», aseguró.