Arturo es un veterano de las tablas que se enfrenta cada noche al escenario «como si fuese la primera vez». Así será en Ibiza donde, además, debuta. «Es un verdadero placer y un honor poder trabajar en Ibiza, sobre todo cuando uno lleva una obra tan importante como es ´La montaña rusa´, que hace tres años que se representa por toda España», explica por teléfono a Diario de Ibiza. «Dos funciones me parecen muy pocas pero me conformo. Es una comedia que podría estar una semana en cartel en la isla por su calidad. El público no la olvida», remarca.

–¿Las mejores comedias dejan un poso agridulce?

–Es una comedia muy realista, cualquier espectador se puede sentir muy identificado con esa montaña rusa que vive el protagonista. La historia ocurre en la alta sociedad. Me gusta decir que al levantarse el telón ya huele a Chanel Nº5. Me acompaña Carmen del Valle, una actriz excelente que ha recibido grandes premios como el Max hace cuatro años por ´La Celestina´, nada menos. Hace unos meses obtuvo otro premio a la mejor actriz por esta obra, por ´La montaña rusa´. Verla encima del escenario es un auténtico deleite. Dicen los críticos que esta es mi mejor interpretación. Si es cierto se lo debo exclusivamente a la magnífica réplica de Carmen del Valle.

–¿Cómo es César, su personaje?

–Bueno, diría que un poco como todos los hombres. Un día su mujer y su hijo se van a esquiar y se le ocurre ir a tomar una copa al bar del Palace. Hay una mujer bella y joven que le sonríe y hay una edad en la que eso halaga mucho al hombre. Comete el gran error de llevarla a su casa a tomar una copa. Creo que el espectador hombre al que en algún momento dado se le haya ocurrido esa idea de llevar a casa a una mujer en ausencia de su pareja no le va a quedar ninguna gana de hacerlo si ve esta comedia. Eso lo puedo garantizar. Llevo tres años haciendo este personaje y todavía me sorprendo de todas las cosas que le pasan por esa decisión. Es algo increíble. Termina en un final insospechado. La gente no se lo espera. Son esas comedias que ya no se escriben.

–Después de tres años interpretando al mismo personaje ¿llega a la función nervioso o acaba un poco harto de decir el mismo texto?

–Cada vez que se levanta el telón es un estreno. Cada día vienen a verla personas distintas. Hay raras excepciones. En Barcelona, donde hemos estado siete meses, hubo un matrimonio que la vio once veces.

–¿En serio?

–Completamente, tenían una tienda de anticuario en Barcelona que al final conocí porque me empeñé. Una pareja encantadora de cincuenta y tantos años. Me explicaron que cada vez que venían a verla invitaban a dos o tres amigos porque se sentían orgullosos de que les dieran las gracias por haber pasado dos horas y cuarto tan a gusto.

–¿Dos horas y cuarto? Es una obra muy larga...

–La gente empieza a reírse y tienes que parar un poco porque si no se pierden cosas... te llena de orgullo. Puedo asegurar que de mis espectáculos nadie sale defraudado. La alta comedia posiblemente es el género más difícil de interpretar. El drama no lo es. En el drama hay que decir bien las frases y poner una cara seria. Para de contar. Para la comedia se necesita otra flexibilidad, otro glamour, otra estética.

–Sin embargo los críticos y los grandes premios valoran más el drama que la comedia.

–Hay mucha ignorancia en mi profesión. El género más difícil es la comedia, no el drama. La comedia no es la carcajada por lo chabacano, la ordinariez o la vulgaridad. La comedia necesita otro tempo, la sonrisa es más importante que la carcajada y eso es actualmente muy difícil de valorar. La vulgaridad y la chabacanería imperan en la televisión, en las personas, en la calle... los valores, la educación se han perdido.

–¿Es por este motivo que no le vemos ahora en televisión?

–No me llaman frecuentemente para la televisión, en parte porque soy muy exigente y respeto mucho mi profesión. Hice dos series: ´Truhanes´ con Paco Rabal y ´La casa de los Líos´. ´Truhanes´ fue muy importante para mí. Era más agria que ´La casa de los líos´, que era encantadora, estupenda. Han sido las dos series más importantes que posiblemente se han hecho en España hasta ahora. Además soy un actor de teatro, no sabría hacer nada sin subir al escenario, es mi vida.

–Usted tiene unos años...

–Unos meses, chatina.

–No pierde vitalidad y mantiene muy buen físico.

–Impresionante, para qué andarnos con tonterías.

–¿Vive a tope?

–Los guapos somos así. Siempre hablo muy bien de mí. Mi madre siempre me decía: tú habla siempre muy bien de ti porque ya vendrán otros que ya verás como te ponen.

–Es un buen consejo para un actor, siempre sometido a críticas.

–Para un actor y para el que vende hamburguesas. Tienes que creerte que eres fenomenal. Y te lo llegas a creer.

–Barney, uno de los personajes de la serie de televisión americana ´Cómo conocí a vuestra madre´, siempre va vestido de traje impecablemente, es ligón... un poco como siempre le vemos a usted.

–No lo conozco pero seguro que es un fenómeno. Estará aconsejado por su madre. Ella le habrá dicho: tú vete siempre muy limpio y muy bien vestido [risas]. Era lo que me decía la mía. Seguro que este personaje tiene mucho éxito.

–¿Le incomoda la popularidad, que la gente se le acerque constantemente?

–Todo lo contrario, el barómetro de un actor está en actuar con respecto con las personas que te saludan y sonríen por la calle. Sería terrible ir por ahí y que no me mirara nadie, sería ya el fracaso. Me asombro cuando veo a gente de mi profesión que dice que le molesta que le pidan autógrafos. Pienso: este es un imbécil o una imbécil. Vivimos del público y punto. Tienes que ser educado y auténtico con las personas. Empezando por ti mismo y siguiendo con los demás. Hoy en día esto no se cultiva. Cuando veo una persona mal vestida por la espalda no me equivoco, ese es un actor. Puedes no tener para tomar un café pero tienes que ir impecablemente.

–¿Piensa en retirarse?

–No, te retira el público. Tienes que tener la sensibilidad de saber cuándo te ha llegado el momento de retirarte, pero a mí no me ha llegado, lo mío es ´exagerao´, qué quieres que te diga. Verme a mí en un escenario es de aplauso [risas].

–¿Se cuida mucho, hace deporte?

–Nada, no. El deporte más bello que existe en el mundo es soñar en la cama.

–¿Ni pesas ni cinta de correr?

–Qué coño, eso es horrible y te salen unas arrugas de la leche. Pasea, toma un aperitivo, charla con la gente, lee una buena novela, ve al cine, o tal vez a ver una buena comedia de teatro...