Inmediatamente después de inaugurar la exposición bibliohemerográfica sobre Borges, Claudio Pérez Míguez hizo ayer por la mañana, también en Ebusus, un breve perfil del escritor argentino en Mallorca. Jorge Luis Borges visitó la isla con su familia en dos ocasiones. La primera vez en 1919, en una estancia que se prolongó desde marzo hasta julio. La segunda, desde mayo de 1920 hasta febrero de 1921.

Según escribiría el propio Borges, la familia viajó a Mallorca «porque era barata y hermosa, y porque apenas había más turistas que nosotros». Se sabe que estuvo alojado en el hotel Continental, en la calle de Sant Miquel, de Palma, y que, invitado por la familia Sureda, de generosa afición al mecenazgo de artistas, visitó en diversas ocasiones Valldemossa. Sin duda el encuentro con el joven escritor Jacobo Sureda resultó ser uno de los acontecimientos personales más valiosos en estas dos estancias de Borges en Mallorca. Juntos trabajaron en el Manifiesto Ultraísta y en otros textos de vanguardia literaria, algunos de ellos publicados en la prensa local. Fueron célebres también las tertulias en la famosa Casa Elena, prostíbulo de Palma y único local abierto durante la noche.

Tampoco el padre de Borges perdió el tiempo durante sus estancias mallorquinas y aprovechó para dar a la imprenta una novela, de la que se editaron 1.500 ejemplares, y que después se llevaría a Buenos Aires para repartir a los amigos. El impresor mallorquín, en un exceso de celo profesional, y creyendo corregir lo que estaba mal, sustituyó la palabra Paraná por Panamá en las numerosas ocasiones en que esta palabra aparecía en la novela.

Por informaciones orales, provenientes de la familia, se sabe que Borges pasó por Ibiza al menos en una ocasión, en septiembre de 1919, pero ningún documento escrito o gráfico ha podido confirmarlo hasta el momento.