Si hay que juzgar la salud de la salsa de Nadal por la cantidad de participantes que año tras año se inscriben en el tradicional concurso del paseo de Vara de Rey, entonces debe concluirse que el ancestral postre pitiuso tiene asegurada su supervivencia. Si hasta 2008 se solían presentar entre 20 y 28 muestras aportadas por particulares, el año pasado se alcanzaron las 40 degustaciones y ayer se rozaron ya las 50, pues solo faltó una muestra de salsa para alcanzar el medio centenar.

El concurso de salsa de Nadal, sin embargo, fue solo uno de los alicientes que incluyó la tradicional xacota pagesa que como todas las navidades desde hace 22 se organizan en este paseo, que durante unas horas se convierte en una prolongación de la Ibiza rural. Folclore en todas sus manifestaciones y torrada popular completan esta fiesta organizada por la colla de Sa Bodega, con el patrocinio del Ayuntamiento de Ibiza.

Desde las seis de la tarde, el público abarrotaba ya la carpa instalada en el paseo, donde unas 500 personas presenciaron las exhibiciones de bailes típicos de la colla de Sa Bodega, así como de numerosos cantadors y sonadors particulares llegados desde varios puntos de Ibiza y también desde Formentera, que contó con seis representantes. Antes había actuado la colla infantil de Vila, una agrupación que garantiza el relevo generacional en las danzas autóctonas. La brulada de corn llenó el recinto con el inconfundible ulular de la caracola marina y después se escucharon las irónicas rimas de la cançó de porfèdia y el glosat, dos géneros musicales propios del acervo cultural pitiuso. Una demostración de ucs y una exhibición de espasí, el típico instrumento ibicenco de percusión, completaron el listado de actuaciones bajo la carpa.

La afluencia de personas se incrementó cuando, a la salida de este recinto, se sirvió la comida y la bebida con la que ayudar a combatir las gélidas temperaturas que caracterizan estos días. La organización había preparado, en fogatas instaladas allí mismo, 120 kilos de sobrasada y butifarra, 60 de lomo y otros tantos de salchichas. 100 litros de vino ayudaron a digerir esta comida, rematada con 1.000 porciones de coca pujada, el suave y esponjoso bizcocho típico de la isla.

A las siete de la tarde se cerró el plazo para la presentación de botes de salsa de Nadal. A partir de ese momento, un jurado compuesto por un grupo de señoras a quienes la organización calificó de «reconocidas expertas en la materia» comenzó a catar las 49 muestras, labor que se prolongó por espacio de unas dos horas. Finalmente, el primer premio correspondió a Marga Juan Marí, el segundo a Catalina Torres Planells y el tercero a María José Rubio Ávila. El premio para el primero de ellos es una comida en el restaurante Ca n´Alfredo y una pequeña escultura. Los otros dos obtienen también una figura, aunque a todos los participantes se les entregará un recipiente para salsa, un paquete de chocolatinas y un libro.