—Conoce Eivissa desde hace años. ¿Que impresión le ha causado ahora?

—Me enamoré de esta isla la primera vez que vine, sobre todo por esa energía increíble que tiene y te contagia. Hay tanta gente joven, tanta vida, una buena mezcla entre lo antiguo y lo moderno y luego está el mar, que parece una isla del Caribe a solo una hora de avión de Italia. Para la cantidad de gente y barcos que vienen me parece que las islas están bien cuidadas.

—¿Y que le ha impresionado más?

—Me gusta el interior, que hay muchas cosas que hacer, el aspecto cultural de la ciudad antigua, que es divina, la sencillez de la gente y la sensación real de que estás de vacaciones.

—¿Se siente más libre en Eivissa que en Saint Tropez, Cerdeña o Monte Carlo?

—Aquí hay una sensación total de libertad, para salir vestida como quieras sin que te miren o juzguen y para divertirte sin problemas.

—Usted comenzó como modelo...

—Me inicié muy joven en México, a los dos años me fui a Italia para trabajar dos meses y ya llevo casi 20 años viviendo en Europa. Tuve mi base en París y viajé por todo el mundo hasta que me casé con un italiano que cambio mi vida.

—¿Echa todavía de menos esa faceta profesional?

—No, me gustó mucho en su momento y guardo buenos recuerdos, pero ahora tengo otras cosas como mi línea de ropa junto a mi socio Antonino Aiello. Esto me da la oportunidad de seguir viajando y crear algo con más futuro. La carrera de modelo es pasajera y tiene fecha de caducidad. Me sirvió para aprender mucho, conocer gente, algo muy importante porque abre tu mente hacía otras culturas. Aprendí cinco idiomas, si me hubiese quedado en México quizá habría sido imposible.

—¿Cómo ve la competencia actual de las modelos llegadas del Este?

—Hay que saber distinguir muy bien, porque no todas vienen a trabajar de modelo. Hay chicas que utilizan su cuerpo para trabajar en cosas más fáciles. La vida de modelo es intensa y sacrificada, tienes que tener disciplina, cuidarte y hay mucha competencia. Me gustan más las modelos brasileñas actuales como Gisele Bundchen, una mujer bellísima que no es perfecta, pero tiene una cara con personalidad y un cuerpo increíble.

—¿Ha hecho muchos amigos en su carrera?

—Haces muchos amigos que luego se pierden con el tiempo, pero la visión del mundo se abre a través de la gente que conoces.

—¿Por qué se convirtió al budismo?

—Cuando me separé de mi primer marido entré en una crisis. Me gustaría hablar de esto en particular para que las personas sepan que si atraviesas por un momento difícil de la vida puede haber un cambio importante y si sabes transformar ese cambio sales adelante. Detrás de un gran obstáculo, viene un gran beneficio. Mi crisis fue dolorosa porque tuve un divorcio difícil pero encontré el budismo japonés (la soca del arkai) que me dio la fuerza y la determinación para volver a vivir y renacer con la fuerza y lucidez mental para encontrar este trabajo.

—Y decidió dedicarse al diseño...

—La filosofía del budismo es marcarte objetivos y yo determiné que quería hacer esto. Encontré a un socio con el que me entendí y comenzamos a trabajar juntos.

—¿Qué es 100% Capri?

—Es una ropa de estilo clásico fundamentada en el lino, todo hecho en Italia, con material de primera calidad y con un cuidado especial en los detalles de confección, como las costuras, botones, etcétera. Tenemos una línea de ropa para niños a partir de dos años, hombres y una colección de ropa para la casa. Nuestra marca fundamenta su filosofía en la calidad y la durabilidad, no es una ropa que pase de moda y está siempre actual. Al ser un estilo clásico permite usar un pantalón o bermudas un año y otro. Es una moda que no pasa de moda.

—¿Tiene pasión por el lino o sólo es cuestión de materia prima?

—Mi socio proviene de Sorrento, sus padres eran sardos y ya contaban con tradición familiar en el negocio de la ropa. Tenían un negocio familiar en Capri y observando el tipo de gente que pasaba por la isla pensó que había que darle un toque de clase a su ropa. Tenía el know how y yo le he ayudado a dar ese cambio que tiene la marca ahora.

—La crisis parece que no les afecta, ya que están abriendo nuevas tiendas por todo el mundo...

—Tenemos tres tiendas en Capri, una en Roma. Sicilia, Pearl Harbour (Miami) y otra en la isla de Saint Barth. En estas dos últimas tiendas hemos aumentado la superficie del local de 150 a 300 metros cuadrados. En septiembre abrimos una nueva tienda en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) dentro del Hotel Graff, que es uno de los joyeros más importantes del mundo, y próximamente ampliaremos en Abu Dhabi.

—¿Cree que se ha democratizado la moda con el pret a porter y las multinacionales como Zara o H&M?

—Me parece muy divertido que haya este tipo de moda, no todo el mundo tiene la posibilidad de gastar mucho dinero. La idea de Zara y H&M es buena, ya que te permite comprar ropa de calidad a buen precio. Compro a veces en Zara con mi hija. En estos momentos de crisis el comprador mira muy biene en que se gasta el dinero.

—Pese a que copian otras marcas...

—Todo el mundo copia, la moda es cíclica, se repite cada cierto tiempo y al final todos buscan a las tendencias de épocas anteriores.

—¿Qué vestidos compra usted?

—Compro la ropa que le va bien a mi figura. Me encanta Azedine Alaia y Hervé Legier. Son vestidos cómodos que los metes en la maleta y los sacas como antes. No me gusta comprar marcas, prefiero elegir cosas originales y combinar, aunque no sean de marca. Muchas veces compras un vestido caro de marca y luego vas a una fiesta y te encuentras con tres iguales

—¿Quién le gustaría que llevase la ropa de 100% Capri?

—Todo el mundo. Nuestra ropa marca un estilo de vestir, la gente que tiene gusto y clase no lo necesita, pero a otros una prenda nuestra les cambia el estilo.