A sus 17 años, Francisco Freire dos Reis, habla de su trayectoria musical como pianista con la entereza y la madurez de un profesional. En 2008 ganó el Concurso Internacional de Piano de Ibiza en la categoría juvenil y esta noche, a las 22 horas en la iglesia de Sant Carles, demostrará sus avances y habilidades tras las cuerdas y teclas del piano como concertista.

—Joven pianista de brillante trayectoria. ¿Adónde quiere llegar?

—Se ha de hacer un poco más (ríe). Hago lo que puedo e intento ser fuerte dentro de mis posibilidades. Lo importante es hacerlo lo mejor que pueda siempre y ya irán viniendo las cosas que consiga alcanzar, y no al contrario.

—Con doce años ya ofrecía recitales de piano en Portugal en foros destacados y sus calificaciones son las máximas. Supongo que dedica mucho tiempo al estudio…

—He tenido que compatibilizar mis estudios de Ciencias en el instituto con el estudio musical y no es fácil dejar mucho tiempo para las dos cosas, aunque intento que haya un equilibrio. Dedico gran parte de mi tiempo casi exclusivamente a la música, a veces ocho horas al día, otras solo dos o tres, pero en general una media de cuatro o cinco diarias.

—¿Qué hay en el piano y en la música que no está en otro sitio?

—Es difícil…¿Por qué encuentro más satisfacción en la música?

—¿Necesitaríamos un piano para explicarlo?

—¡Exacto! (Risas). En el resto de profesiones no me sentiría tan satisfecho porque en la música hay algo que es parte de nosotros. Sé que en otras profesiones también puede existir eso si nos sentimos realmente realizados pero la música es diferente porque le permite al compositor crear un espíritu e interferir con la personalidad del público. Es algo que percibo también cuando actúo.

—Ganó el primer premio en categoría juvenil del Concurso Internacional de Piano en 2008. ¿Recuerda qué tocó y cómo fue la experiencia?

—Toqué un preludio y fuga del primer cuaderno de Bach en Si bemol menor, más lento y diferente a la mayor parte de este tipo de obras del autor; de Beethoven toqué la sonata Opus 10 número tres completa y una fantasía de Chopin. Para mí la mayor dificultad estaba en la obra de Beethoven pero una vez conseguí superarla todo fue mejor. Fue muy interesante, con una organización fantástica. Estuvo muy bien estar en contacto con los miembros del jurado. Todo esto nos permite mejorar mucho y por eso nos sentimos satisfechos con los resultados, independientemente del premio. Si siempre estamos contentos con lo que hacemos acabamos sumidos en el conformismo, así que nunca diría que fue perfecto, pero quedé satisfecho.

—¿Qué ha cambiado del concursante de 15 años de 2008 al músico que veremos hoy?

—Creo que he podido afianzar las ideas. Musicalmente ha mejorado el trabajo de expresión de la obra y técnicamente también ha habido una evolución que se podrá notar en la dificultad de las piezas, más alta.

—En este concierto también vamos a poder escuchar obras de Bach, Haydn, Chopin, Schumann, Liszt y Mendelssohn. Además ha realizado clases magistrales con autores como Sequeiro Costa, que destaca en el estilo romántico…¿Tiene especial predilección por este estilo?

—Es una pregunta muy difícil de responder porque durante el proceso de aprendizaje vamos tocando cosas que antes no sabíamos tocar. A mí me gustan mucho los autores barrocos, como Bach, Haëndel, Scarlatti o el Padre Antonio Soler, y me identifico con este movimiento, pero actualmente prefiero mantener un repertorio amplio. De momento no tengo intención de especializarme en un autor concreto. No creo que todos los pianistas tengan que tener un área específica, pero hay pianistas especializados en Bach o en Mozart, por ejemplo.

—¿Y la música de vanguardia? ¿Piensa probar en este campo?

—No digo que no vaya a hacerlo, soy joven, pero ahora me inclino más por la música clásica.

—Este año ha ganado el primer premio del Festival Internacional Maria Campina en Portugal y obtuvo la primera Mención de Honor del Concurso Internacional de Francia. ¿Cuál son los próximos objetivos?

—Hay concursos por delante pero todavía no sé muy bien lo que haré. El curso que viene empezaré estudios superiores de Piano en la Universidad de Aveiro, en Portugal, y luego me gustaría salir al extranjero a continuar con mi formación. Los concursos intentaré mantenerlos aparte; son muy buenos porque nos permiten desenvolvernos de una forma más rápida y eficiente y, junto a los conciertos, son grandes cosas para nuestra formación. Tenemos que preparar un repertorio e interpretarlo lo mejor posible para que sea agradable, pero tiene que ser música bien hecha.

—¿Qué tiene de especial este evento en Ibiza?

—Un aspecto especial es que, como he dicho, puedes estar en contacto con los miembros del jurado, algo muy provechoso porque te aconsejan sobre lo que deberías seguir trabajando y sobre las cosas negativas que deberías cambiar. También está muy bien el festival paralelo.

—Este año además formará parte usted mismo del jurado. ¿Cuáles cree que son los criterios para juzgar a un buen pianista?

—Tiene que haber respeto por la partitura. Se pueden hacer cambios dentro de unos límites, pero teniendo en cuenta siempre lo que el autor quería. Después hay que analizar los recursos técnicos, la expresión musical o el estilo… Un intérprete puede tocar muy bien, pero si no dice nada y no llega, no es un bueno.

Homenaje a los románticos

El joven Francisco Freire dos Reis (Oporto, Portugal, 1992), cursó sus estudios de Piano en el Conservatorio de Oporto y ha recibido clases magistrales y lecciones de músicos de reconocida trayectoria como Eldar Nebolsim, Rita Kinka o Sequeiro Costa. A sus 17 años y lleno de humildad asegura que le gustaría convertirse en concertista de piano y señala que, a pesar de las buenas calificaciones en la asignatura de Composición, no le gusta lo que compone. En cuanto al concierto de esta noche el músico portugués ha decidido cambiar el repertorio programado para inclinarse por obras más románticas. Tras ganar el festival interpretando una dificultosa fantasía de Chopin, ahora ha decidido volver a incluir una obra de este autor, ´Études, op. 10´. Del programa inicial se mantiene la fantasía cromática y fuga de Bach, el movimiento andante con variaciones de Haydn y la obra ´Papillons´ del malogrado Robert Schumann. En cuanto a Franz Liszt el intérprete solo tocará el primer movimiento de ´Primer Año de Peregrinaje: Suiza´. A estos cambios se añade una pieza de Félix Mendelssohn. El concierto estará dividido en dos partes.