La sandía, esa fruta de gran tamaño, verde por fuera y roja por dentro, que cultivada en huertos de Ibiza adquiere un dulzor especial, se convirtió este año en la gran protagonista de la berenada de es Puig des Molins del 8 de agosto. El Ayuntamiento de Vila, que en años anteriores contrataba a un equipo de cocineros valencianos y repartía centenares de raciones paella, este año se ha visto obligado a optar por la austeridad, debido a la crisis económica, y el puesto municipal instalado entre es Salt de s´Ase y sa Cova de ses Dones se limitó a distribuir raciones y más raciones de sandía entre los asistentes.

Un centenar de sandías, con un peso bruto total de 990 kilogramos se empezaron a repartir a partir de las siete de la tarde, cuando llegó al lugar la banda de la Virgen de los Dolores, en formación desde el paseo de Vara de Rey, animando con su música gran parte de la ciudad y pregonando esta merienda popular de es Puig des Molins, uno de los actos con mayor tradición y solera de cuantos componen la programación de las Festes de la Terra. A esta formación musical la seguía otra banda, la Ciutat d´Ibiza, que dirige Manuel Ramon Mas.

Pero las sandías del Ayuntamiento no fueron las únicas que estuvieron en la berenada. También la Associació 8 d´Agost, el colectivo promotor del grupo de dimonis Els Mals Esperits, y que tenía una parada en la fiesta para vender camisetas y promocionarse, regaló porciones de la rica y sana hortaliza entre las personas que se acercaban a su puesto. Un miembro de la colla de dimonis, Pau Arranz, asegura que el grupo tiene intención de recuperar un costumbre tradicional en esta fiesta y que ha caído en desuso, las guerras de cáscara de sandía.

La idea, no obstante, no tiene muy buena aceptación entre la concurrencia, ya que en una encuesta rápida, muchos se declaran contrarios a esta práctica. «Hubo unos cuantos años que esto se puso de moda y consiguieron que yo, que había venido siempre, dejase de venir», comenta una señora mayor que acude con su familia provista de buenas raciones de merienda. Los manjares más frecuentes, que no suelen faltar en ninguno de los grupos de familiares y amigos que se concentran en el lugar son la tortilla, las empanadas, la coca y la carne rebosada. Casi todos los consultados se declaran detractores de la paella que se preparó en años anteriores.

Uno de los grupos más numerosos lo formaba la asociación de vecinos de sa Capelleta, una treintena de personas que acudieron provistos de manjares, mientras que el colectivo había preparado por su cuenta, como en años anteriores, 50 litros de sangría que se repartió debidamente entre la concurrencia.