La Guardia Civil arrestó el martes al imán de la mezquita de Sant Antoni como presunto autor de malos tratos y lesiones a una docena de alumnos de la escuela de cultura árabe, a los que presuntamente habría golpeado en repetidas ocasiones con una vara durante las lecciones. Con la detención del imán y su ayudante, ambos de nacionalidad marroquí, culmina una investigación desarrollada por el Equipo Mujer-Menor (Emume) de la Guardia Civil, iniciada tras tener conocimiento de que en la escuela coránica podría haber casos generalizados de malos tratos. En su declaración ante la Guardia Civil, el líder espiritual islámico negó haber golpeado a los niños, y explicó que se limitaba a golpear con una vara en el suelo o la pizarra para llamarles la atención cuando se portaban mal.

El caso fue investigado por la Policía Local de Sant Antoni, que hace unas semanas detectó indicios de que algunos de los niños que acudían a la escuela de cultura islámica podrían recibir malos tratos. En algún caso, los niños presentaban en los antebrazos y en partes visibles señales longitudinales de golpes, que parecían haber sido provocadas con una vara. Varios maestros de colegios del municipio observaron las lesiones que presentaban los niños y alertaron de que podrían estar sufriendo malos tratos, lo que supuso el inicio de la investigación, que se ha desarrollado con gran rapidez y una absoluta discreción para proteger a los menores y no perjudicar las averiguaciones.

Entrevistas con decenas de niños

La Policía Local trasladó estas sospechas a la Guardia Civil. Al tratarse de un caso que podría implicar a uno de los líderes espirituales islámicos de Ibiza, los responsables del instituto armado decidieron actuar con la máxima cautela y diligencia. Agentes del Emume, el grupo de la Policía Judicial encargado de los casos de malos tratos infantiles, viajó de Palma a Ibiza e inició una investigación exhaustiva. Por espacio de una semana, los agentes se entrevistaron con decenas de niños, alumnos de la escuela de cultura árabe.

Los investigadores se encontraron con grandes reticencias por parte de los padres de los niños a denunciar los presuntos malos tratos. Algunos de los progenitores no reconocían que sus hijos pudieran haber recibido golpes y otros veían normales las agresiones como correctivo.

Sin embargo, tras decenas de declaraciones de escolares y testigos, los guardias civiles lograron confirmar que habría al menos una docena de niños, de los aproximadamente sesenta que acudían de forma habitual a la escuela de cultura árabe, que habrían sufrido estas agresiones.

De la investigación de la Policía Judicial de la Guardia Civil se desprendía que los varazos eran relativamente frecuentes durante las clases en la escuela. Los niños presuntamente recibían estos golpes en la cabeza, los brazos y la espalda. Las lesiones provocadas por esta clase de golpes eran leves, si bien las marcas que dejaban eran visibles durante días.

Las sospechas sobre los presuntos malos tratos propinados por el imán de la mezquita se extendieron a su ayudante. Una vez finalizada la primera fase de la investigación, los agentes procedieron el martes a la detención del imán y el ayudante, los dos de nacionalidad marroquí, el primero de 32 años y el segundo de 27.

La Guardia Civil decidió mantener a los dos religiosos detenidos el tiempo imprescindible para tomarles declaración. Fueron arrestados el martes sobre la una del mediodía y quedaron en libertad sobre las cinco de la tarde, a la espera de que sean citados por el juzgado para declarar de nuevo.

En sus manifestaciones, el imán negó haber golpeado nunca a los escolares. El hombre admitió que utilizaba durante las clases una vara, que usaba para señalar la pizarra, y que como mucho lo que hacía era golpear con ella en el suelo o en la pizarra para llamar la atención de los chicos cuando se portaban mal en clase.

Dos meses de investigación

El caso fue investigado en un principio por la Policía Referente o Tutor de Sant Antoni, un equipo de dos personas especializado en temas relacionados con menores que mantiene contacto continuo con los centros educativos, según explicó ayer José Ramón Serra, concejal de Gobernación de Sant Antoni.

Serra subrayó que el caso fue investigado durante un tiempo por este equipo de la Policía Local, que requirió información a través de tutores y profesores de los alumnos y mantuvo conversaciones con los padres. Tras realizar estas primeras comprobaciones el asunto se traspasó a la Guardia Civil.

El concejal, que conoció las detenciones a través de este periódico, explicó que las investigaciones se iniciaron hace dos meses, aunque no pudo dar una fecha exacta. Serra insistió en que «sin entrar en un prejuicio, la prioridad es siempre la defensa del menor» y aseguró que se seguirá este caso «de cerca» en el Ayuntamiento.

Por otra parte, Kharrim Redouan, presidente de la asociación Comunidad Islámica Mezquita de la Paz, quien está muy en contacto con otras asociaciones marroquíes de la isla, declaró ayer por la tarde que «se sabía que había habido algunas quejas de padres que decían que el trato no era bueno» y admitió que el imán tenía una forma brusca de hablar en sus clases. «Le pedimos que diese las clases de una forma más suave porque a veces sí que gritaba más de lo normal», explicó Redouan, quien insitió en que «ese era el único maltrato del que se hablaba con él, no se pensaba que pudiera pegar a los niños».