El alcalde de Sant Joan, Antoni Marí Carraca no se animó saltar el fuego pero sí a formular los deseos a las llamas purificadoras. «Hay un deseo mayoritario y unánime y es que se supere la actual situación de crisis, el sector turístico nos preocupa también y por supuesto la gente que no encuentra empleo. Las administraciones también tenemos la economía por los suelos y por ello hay que hacer un esfuerzo para salir de este bache», aseguró Carraca, de excelente humor al comprobar el buen ambiente y seguimiento de las fiestas de este año.

El alcalde estuvo bien acompañado en la bancada de autoridades por otros tres alcaldes: Vicent Marí, de Santa Eulària, José Sala, de Sant Antoni y Josep Marí Ribas, Agustinet, de Sant Josep, además de los concejales de Vila Santiago Pizarro e Irantzu Fernández. También asistió el presidente del Consell de Ibiza, Xico Tarrés, y los consellers Tomás Méndez y Mario Avellaneda, con lo que junto con el equipo de gobierno de Sant Joan y el presidente del PP de Ibiza, Miquel Jerez conformaron una de las colles políticas más numerosas que se recuerdan de las últimas fiestas patronales.

A la altura de las circuntancias, todo el pueblo se puso sus mejores galas y no faltaron las lentejuelas y las puntillas. El verano entró con fuerza y obligó a los menos beatos a buscar una sombra mientras se celebraba la eucaristía. Lo cierto es que la iglesia, engalanada con flores y plantas para la ocasión, estaba a reventar. Oficiaba la misa el obispo de Ibiza, Vicente Juan Segura, acompañado por otros sacerdotes como Josep Planells Boned, Vicente Ribas, Miguel Ángel Sánchez, y el párroco de Sant Joan, Josep Ribas Riera, que, al salir del templo para seguir la procesión, se tropezó con la rampa para personas con discapacidad y casi da con los huesos en el suelo. Lo frenaron a tiempo y todo quedó en un susto.

Fiestas concurridas

Tras la tórrida procesión llegó el baile payés de la colla de Labritja y los esperados bunyols y orelletes, que repusieron energías entre los vecinos antes de ir a comer en familia.

«Llevamos ya una semana de fiestas muy concurridas, con actividades deportivas, mercado artesanal, desfile de carros y verbena que están siendo todo un éxito de participación», comentó el alcade, que calificó de «increíble» la noche de Sant Joan. «Me hubiese gustado cuantificar cuánta gente había en el pueblo», dijo. También destacó que no hubo ningún tipo de incidente en la zona donde se encendieron los nueve foguerons. «Todavía había gente llegando al pueblo a las dos de la mañana», que fue la hora a la que se retiró el alcalde. Carraca aprovechó la ocasión para agradecer a la comisión de fiestas «el trabajazo que hay hecho para este Sant Joan». El alcalde también admitó que todas las fiestas de pueblo se parecen mucho unas a otras, con su clásica sucesión de misa, baile, procesión y bunyols pero quiso desmarcarse con la particularidad de Sant Joan: la degustación de los macarrons en la plaza del pueblo. También destacó la fiesta que se ofrecerá a los mayores este fin de semana, con misa y una comida sufragada por el Consistorio.