La población de Balears es una de las menos envejecidas de España, gracias, en buena medida, a la inmigración. Ésta es una de las realidades que refleja el Anuario del Envejecimiento preparado por la Cátedra de Atención a la Dependencia de la Universitat de les Illes Balears (UIB). A pesar de esta relativa juventud -la media de edad en Ibiza es de poco más de 38 años- el 13, 75 por ciento de la población del archipiélago tiene más de 65 años. Este año comenzarán a formar parte del grupo considerado personas mayores algunas de las generaciones más numerosas, aunque está previsto que el mayor pico se alcance en 2030 al incluirse en el grupo las cohortes del baby boom.

Las mayores concentraciones de personas de más de 65 años se dan en los núcleos urbanos, coincidiendo a menudo con la existencia de residencias geriátricas. En Ibiza existen cuatro centros que ofrecen asistencia a estas personas (Can Blai, la residencia Reina Sofía, Cas Serres y el Complejo para Mayores Santa Eulalia) y en los que viven centenares de mayores. De los 35 residentes inscritos en este último centro, la mayoría se sitúa en la franja de edad comprendida entre los 70 y los 75 años. La persona más joven de las ingresadas en este geriátrico tiene 68 años y la más anciana, 97. En Can Blai, el grupo más numeroso es el de personas entre 65 y 75 años. El más joven de los 94 residentes de Can Blai es una mujer de 48 años y el mayor es un hombre de 105. Esta residencia cuenta además con un centro de día en el que hay 16 usuarios, uno de ellos de sólo 36 años. En la residencia Reina Sofía el promedio de edad es el más elevado, la mayor parte de sus 125 internos tiene entre 85 y 95 años. El usuario de mayor edad ha cumplido los 98 y el más joven tiene 60 años.

A este listado cabría sumar el perfil de los internos en Cas Serres, pero este centro no es propiamente un geriátrico, sino un hospital residencia, con lo que entre sus internos no hay sólo personas mayores sino también residentes por problemas de salud mental, en postoperatorio o en proceso de recuperación de politraumatismos.

La llamada feminización de la vejez es también evidente en los centros residenciales pitiusos. En Can Blai 34 usuarios son varones frente a 60 féminas. La diferencia se acrecenta en el Complejo Santa Eulalia, un 60 por ciento de mujeres y un 40 por ciento de hombres. En la Reina Sofía el porcentaje es similar, 38 varones frente a 62 mujeres.

Otra de las variables a tener en cuenta son los flujos migratorios. Balears ha sido un destino escogido tradicionalmente por turistas europeos jubilados, pero en los últimos tiempos son mucho más numerosos los grupos de inmigrantes procedentes de África, Sudamérica o los países del Este, grupos que se caracterizan por su juventud. En Can Blai el 43 por ciento de los residentes han nacido fuera de Ibiza, aunque de ellos sólo el 5 por ciento son extranjeros y de procedencia muy variada (Suiza, India, Inglaterra o Indonesia). En la residencia Reina Sofía el 7,2 por ciento de los ingresados proceden de otros países (Francia, Inglaterra, Alemania, Italia, Bélgica o Dinamarca). En el complejo Santa Eulalia sólo hay cinco extranjeros, todos ellos ingleses o alemanes.

En esta residencia, dirigida por Marta Vilás, todos los internos vivían antes de su ingreso solos en sus propios domicilios y presentan un nivel económico medio/alto. En Can Blai, aunque no hay datos exactos, se calcula que el 80 por ciento de los residentes son personas que se han quedado solas. En este centro hay un importante número de mayores sin familiares o que no desean mantener ningún contacto con ellos. Todos los residentes son beneficiarios de algún tipo de pensión, aunque sea la no contributiva. En cuanto a los huéspedes del centro Reina Sofía, la mitad vivían solos antes de entrar en la residencia, un 40 por ciento procede de su hogar familiar y el 10 por ciento ya vivía previamente en otra residencia. En este centro, que dirige Félix Torres, «el 30 por ciento de los residentes han sido derivados por los servicios sociales, el 50 por ciento son pensionistas y el 20 por ciento personas de clase media».

Enfermedades crónicas

Según los datos recogidos en el Anuario del Envejecimiento, las enfermedades crónicas no contagiosas son la principal causa de muerte entre los mayores. Las enfermedades que más afectan a las mujeres son la artrosis, la artritis o el reumatismo, la hipertensión arterial y el dolor de espalda crónico. En cambio, en los hombres el orden de las dolencias cambia. La más común es la hipertensión seguida por la artrosis, el reumatismo y el colesterol elevado. Sin embargo, las principales causas de mortalidad en los mayores de Balears recogidas en este estudio (con datos correspondientes a 2008) son los problemas circulatorios y los tumores, tanto en hombres como en mujeres. Las enfermedades más frecuentes se repiten en los distintos geriátricos pitiusos: hipertensión, diabetes, reumatismo, alzhéimer y otros tipos de demencias. En cuanto a las causas de fallecimiento, en Can Blai apuntan a la insuficiencia respiratoria como la más común, mientras que en el complejo situado en las proximidades de Jesús aseguran que lo más frecuente es la «muerte natural por vejez». Las principales causas observadas en la Reina Sofía coinciden con la estadística general: problemas del sistema circulatorio y tumores.

De los 110 usuarios de Can Blai (contando los del centro de día), sólo hay cuatro personas que sean completamente autónomas y no presenten discapacidad o dependencia. Se trata de ciudadanos que residen allí porque su pareja está ingresada, una posibilidad que prevé la Ley de Dependencia. En el complejo Santa Eulalia sólo el 60 por ciento de los residentes tiene algún tipo de discapacidad, el resto podrían valerse por sí mismos. Mientras en este centro el 90 por ciento de los pacientes tiene plena capacidad cognitiva y ninguna patología mental, en Can Blai sólo un 13,8 por ciento de los ingresados presenta ausencia de alteración. En el otra residencia de carácter público, la Reina Sofía, sólo hay un 25 por ciento de no dependientes y ese mismo porcentaje corresponde a quienes mantienen intactas sus facultades mentales.

Mayores de 100 años

Sólo uno de los residentes en geriátricos ibicencos es centenario. Se trata de un varón de 105 años que vive en Can Blai. Hasta ahora el de mayor edad en Balears fue un menorquín que cumpió 114.

Nacionalidades

Aunque buena parte de los usuarios de las residencias nacieron fuera de Ibiza, en ninguna de ellas el número de extranjeros rebasa el 10 por ciento. Son alemanes, ingleses, franceses, italianos, belgas, daneses, suizos, etc.