El esparto es una planta cuya fibra vegetal la ha utilizado el hombre para cubrir diferentes necesidades desde la antigüedad. Ya en tiempos de los romanos se conocía su uso que se ha ido adaptando a las necesidades, creciendo y perfeccionándose. La cultura del esparto ha evolucionado con el tiempo y ha llegado el momento en que su decadencia ha hecho temer su desaparición. No obstante, persiste en el siglo XXI gracias a una serie de artesanos que no sólo se han preocupado de mantenerla, sino que incluso hay quien la está divulgando.

El esparto es una yerba gramínea vivaz que puede llegar a medir un metro de altura. Sus hojas son persistentes, radicales y cuando llegan a su maduración (en los meses de verano) se enrollan sobre sí mismas a lo largo, apareciendo filiformes, duras y tenaces, de entre 40 y 60 centímetros. Esta planta crece en terrenos incultos, áridos y pedregosos del centro y el Sur de la península Ibérica y también en el Norte de África. Un entorno geográfico en el que está emplazado la isla de Ibiza, cuyos habitantes han utilizado esparto desde hace siglos para múltiples usos, gracias a la labor de numerosos artesanos que se proveían de este material en el islote que lleva su nombre, s´Espartar. El cambio de costumbres, el abandono de las tareas agrícolas, la decadencia de la artesanía tradicional debido a la mecanización, la llegada de fibras derivadas del petróleo y otros muchos factores han incidido en la práctica desaparición de la cultura del esparto en la isla de Ibiza.

Artesanos divulgadores

Una vez más han sido los propios artesanos, que a menudo heredaron esta cultura de sus progenitores, quienes se han prestado a realizar talleres de esparto y transmitir sus enseñanzas a otras personas. Por iniciativa de asociaciones como Es Retorn o la Associació Artesanal de Portmany, se han organizado cursillos y muestras de artesanía, de forma que en los últimos años se ha producido un resurgimiento general de una serie de técnicas tradicionales, incluido el tratamiento del esparto para convertirlo en calzado o utensilios para la casa o el trabajo en el campo.Tradicionalmente, con esta fibra vegetal natural se realizaban cuerdas y cordeles para uso agrícola, espuertas, cestos, paneras, alpargatas o cofines para bodegas o almazaras. Actualmente muchos de estos utensilios han dejado de utilizarse, pero las labores de esparto siguen siendo útiles ya que además de algunos usos tradicionales que siguen vigentes (senalles, senallons, barces, espardenyes...) ha aumentado la demanda de objetos de diseño y decoración, y las fibras naturales están muy bien vistas. De esta forma se pueden encontrar en los mercadillos de artesanía tradicional garrafas y botellas de cristal forradas de esparto, alfombras, cestitos de costura, posavasos y diferentes elementos decorativos.

Josep Ramis Prats, Pep Esidro de Sant Josep, uno de los artesanos que trabajan el esparto y que anualmente acude a s´Espartar en verano para aprovisionarse de materia prima con la que trabajar durante el invierno, asegura que actualmente existen no más de seis o siete personas en la isla de Ibiza que trabajen este material del islote. La mayoría de los artesanos del esparto lo compran de importación, procedente del Levante Español, Murcia o Andalucía. «El esparto de s´Espartar –afirma Ramis– es más corto y más fino que el que nos llega de la península. Por eso los trabajos hechos con esparto de aquí son más finos, más pulcros», señala el artesano, que ha dirigido algunos cursos en esta materia y es habitual de las demostraciones públicas de artesanía en diferentes pueblos (Sant Isidre en Sant Josep, Puig de Missa de Santa Eulària o feria medieval de Dalt Vila).

Otro de los artesanos avezado en las labores del esparto, Xicu des Puig, también de Sant Josep, explica que para ir a recoger esta planta a su islote de origen se tiene que solicitar el permiso a la Reserva Natural, donde hay que dejar el nombre de la embarcación con la que se desplazará la expedición y el de todos los expedicionarios, así como la fecha prevista para hacer el viaje. La licencia se expedirá en Palma. Normalmente las excursiones son en julio o agosto, que es el tiempo en que las hojas de esparto están a punto para su recolección. En otras épocas esta hoja está abierta y no se puede utilizar normalmente. El permiso obtenido no pone límites al esparto que se puede recoger, sino que cada cual recoge el que quiere, pero el mismo trabajo impone sus limitaciones.

El sol de verano

«En julio y agosto hace un sol de miedo y en el islote no hay sombras donde refugiarse. Por esto debes ir a primera hora de la mañana –comenta Xicu des Puig–. Yo voy a las siete de la mañana y a las diez he recogido unos 45 manojos, lo suficiente para trabajar unos tres o cuatro meses». En este caso el experto ha recogido esparto durante tres horas. «Sea como sea, más de cuatro horas no las resiste nadie», confiesa. Además del islote de s´Espartar existen otros emplazamientos en la isla de Ibiza donde crece esta planta, aunque en ningún lugar existen colonias tan concentradas y con unas características tan adecuadas para su uso artesanal. No obstante, los expertos señalan como lugares alternativos es Jondal, un área de es Torrent d´en Pujolet, una zona de Talamanca y el islote de s´Espardell, en Formentera.

Una vez que el espartero está en posesión de esta fibra natural, hay que proceder a su limpieza y selección, desechando las piezas secas o deterioradas. Después se necesita un tratamiento antes de poderse utilizar. En primer lugar deberá permanecer en un lugar seco durante una semana y media.

A continuación procede amararlo, es decir, colocarlo en un saco preferiblemente de esparto y sumergirlo en agua de mar, donde permanecerá durante cuarenta días. Hay lugares en la costa, como Cala d´Hort o la Cova d´Amarar Espart en es Port des Torrent, que reúnen las condiciones necesarias para llevar a cabo esta tarea de forma satisfactoria. Culminado este proceso, nuevo secado y el esparto estará a punto para picarlo o usarlo en crudo (sin picar). Con las hojas de esparto en crudo se elabora la pleita (en ibicenco, llata), es decir, una trenza ancha de hojas formada por tantos ramales como se desee, siempre que sean impares. Lo más usual es que la pleita tenga entre 13 y 19 ramales. La llata de Ibiza suele ser más ancha que la de la península, lo que caracteriza también las labores de los artesanos ibicencos.

A pesar de todo, la forma de trabajar esta planta es muy similar en toda el área del Mediterráneo occidental. Toni Aguilera es un espartero de Córdoba que trabaja en Ibiza y acude a las muestras de artesanía. Confecciona capazos parecidos a los ibicencos, pero más pequeños, dado que se usan habitualmente en la recolección de aceitunas. Su única diferencia está en el reborde. Por lo demás, Aguilera, como los ibicencos, hace pleita (más estrecha que la típica de las Pitiusas), y también la cuerda o los cordeles propios del esparto picado.