Que Jaume Matas y el televisivo doctor Bartolomé Beltrán son viejos amigos es algo que en Mallorca sabe hasta el paisano más desinformado. Y no resulta extraño que así sea: ni el ex presidente lo ocultó durante su etapa en el cargo ni el médico-presentador de Campanet disimuló jamás su afinidad con el ahora poliimputado ex político del Partido Popular. Tan intensa era la relación que durante años Matas y el afamado doctor intercambiaron cuadros como quien juega con cromos.

O eso le relató el ex presidente al juez durante su declaración por el caso Palma Arena. «Yo no tengo mucha idea de arte. No soy un aficionado. Ni mi mujer tampoco. Es un mundo que no nos gusta y no conocemos. Pero como él es experto y tiene muchos cuadros, pues alguna vez me mandaba alguno a casa por si me gustaba. Yo si no me gustaba se lo devolvía», le venía a contar el ex ministro de Aznar al juez Castro, intrigado por lo que podrían ser prebendas susceptibles de delito de cohecho del polifacético doctor al ex presidente del Palma Arena.

La finca de Campanet

El origen de las sospechas judiciales era la aparición en casa de los Matas de tres cuadros de esos que de vez en cuando le mandaba Beltrán, que además de doctor, presentador de IB3 y amigo personal del ex presidente es dueño de una finca de Campanet que el Govern del PP decidió alquilar por 60.000 euros anuales para no darle apenas uso (durante el primer año, el arrendado centro cultural Posada de Biniatró ni siquiera llegó a tener horario de visitas).

De ahí el mosqueo judicial, que quedó patente en el interrogatorio. Según fuentes del caso, el magistrado insistió en preguntar si los cuadros habían sido regalos de Beltrán, algo que Matas negó para ofrecer una enrevesada explicación: «El doctor Beltrán me compraba cuadros para casa, los pagaba y los intercambiábamos si no nos gustaban», afirmaba el artísticamente incompetente ex presidente de Balears y del PP, que limitaba el cambio de cromos y consejos pictóricos a su etapa como ministro en Madrid. «Cuando gané las elecciones corté la relación», declaraba sorprendentemente Matas, al que después del triunfo electoral de 2003 y el acceso a la presidencia del Govern se pudo ver en numerosas ocasiones en compañía del médico-presentador. Compartieron incluso actos del partido, como en la proclamación del candidato del PP en Campanet, donde se les pudo ver compartiendo sonrisas, fotos y arròs brut.

¿Por qué le hablaba entonces Matas al juez de la ruptura de relaciones con su viejo amigo? «No quería estar intoxicado», zanjaba Matas para estupefacción de los fiscales y del propio juez, conscientes de que, para no estar intoxicado, el Govern Matas trató a Beltrán como si lo estuviera.

Y no sólo por los 60.000 euros de alquiler anual que se le pagaban al doctor por el improductivo centro cultural, sino también por la decisión de Matas y su equipo de Gobierno de prorrogar el arrendamiento y aumentar un 70% la renta cuando ya habían perdido las elecciones y estaban a punto de ceder el poder.

De 60.000 a 94.000 euros

El alquiler pasó así de 60.000 euros anuales a 94.000, sin que entonces mediase explicación alguna. Sí se las pidió el juez a Matas, y el ex presidente respondió en la misma línea que había hecho durante el resto del interrogatorio: responsabilizando a sus subordinados. «Yo inauguré el centro, pero el contrato de Campanet fue una decisión del conseller de Cultura [Francesc Fiol]», afirmaba el antiguo presidente y todavía amigo del doctor-presentador Beltrán.