Reducir al mínimo las emisiones de dióxido de carbónico y lograr la gestión perenne y menos costosa en recursos de los bosques y campos son los objetivos que ha marcado Darren Doherty durante el cursillo sobre permacultura que ha impartido en Ibiza durante los últimos días. Unos diez agricultores y propietarios de terrenos de la isla han acudido a su seminario, organizado por la Associació de Permacultura de les Illes Pitiüses. Su presidente, Marcos Tur Wilt, acoge en su casa de Sant Llorenç al especialista australiano y prepara una cena de despedida para él y su familia. «Ibiza tiene las mismas posibilidades que cualquier otro lugar del mundo para que triunfe la permacultura, aunque no he tenido ocasión de conocerla mucho porque es la primera vez que vengo. Es posible crear aquí fincas diseñadas con el sistema de permacultura con las que conseguir economizar los recursos y equilibrar las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera porque es una forma de diseño agrícola que puede aplicarse a cualquier sistema y a cualquier escala», explica Doherty, relajado tras su última sesión ibicenca y frente a un impresionante paisaje de montañas densamente arboladas. «Aquí delante sale la Luna, venía en el contrato de la casa», bromea Tur por su parte.

El aprovechamiento del agua es una de las características más destacables de este sistema de diseño de fincas agrícolas, que el especialista ha creado ya en treinta y dos países. «Diseño sistemas para recoger toda el agua de lluvia y del subsuelo posible porque en todo el mundo está bajando el nivel de las aguas disponibles. Creamos las fincas alrededor del sistema de agua, el primer foco de atención de cada trabajo es el tema hídrico. El agua determina qué podemos plantar y en qué cantidad», dictamina.

Una gran parte de los contenidos del curso que Darren Doherty ha impartido en Ibiza se ha basado en lo que él denomina ´bosques comestibles´. «Diseñamos también bosques en los que se plantan árboles frutales, frutos secos, plantas medicinales, fibra y otros cultivos siguiendo la línea de los bosques naturales, pero de los que se obtienen múltiples beneficios», asegura. Cinco años después de crear ese sistema se considera que el bosque comestible está «maduro» y se ha conseguido un espacio que necesita muchos menos recursos que los cultivos habituales, «menos agua, menos horas de trabajo y mucha menos mano de obra», razona. «El único trabajo después es cultivar y podar la vegetación para promover el ciclo de nutrientes», detalla.

Darren Doherty abandonó Ibiza ayer mismo por la mañana para viajar a Sierra de Alcaraz (Albacete) vía Barcelona. Allí, por segundo año consecutivo, trabajará como asesor en un proyecto de maderas nobles. Después, entre agosto y diciembre, se desplazará a México y Estados Unidos. «Lo mismo trabajo en fincas de sólo una hectárea que en otras mayores. En Australia y Estados Unidos he llegado a trabajar en fincas que son el doble que Ibiza», concreta. «Desde la Associació de Permacultura d´Ibiza i Formentera estamos promoviendo una serie de proyectos para establecer este modelo, que permite reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera y el número de árboles que hay que plantar en Ibiza para combatirlo», informa el presidente de la asociación. Conseguir un sistema agrícola más sostenible es la finalidad de esta nueva forma de cultivar los bosques y los campos cuyo nombre es una contracción de las palabras ´agricultura´ y ´permanente´.

El especialista rechaza que se trate de una relectura del sistema utilizado por las generaciones anteriores, aunque «sí rescata algunas de las técnicas que utilizaban ellos». «Entonces se practicaba un sistema de desarrollo que crecía de generación en generación, sin ningún rigor y sin todos los criterios con que ahora contamos. Además, muchas de las técnicas tradicionales no eran regenerativas, sino degenerativas, como el arado o el pastoreo descontrolado en los bosques», argumenta. «Nuestros abuelos no se sentaban a mirar el paisaje de una forma integral, sino calculando cómo aprovecharlo mejor para obtener un mayor rendimiento económico», termina. Alguien ha gritado desde la cocina «¡La cena está lista!» y Darren Doherty se sienta a la mesa junto a su familia. Es la otra cara del hombre del que se dice que escucha a la tierra.