Son jóvenes, amigos y divertidos. Comparten su pasión por la literatura en general, por la poesía en particular y por las mujeres más en detalle. Son una panda de canallas, simpáticos y seductores. Fabio Rodríguez de la Flor es el director de la editorial Delirio, que ha publicado en su colección Kampack `No haber nacido´ y `Cabotaje´, los libros de Gonzalo Escarpa y Ben Clark que se presentaron el viernes en el Club Diario de Ibiza. Rodríguez fue el encargado de introducir a sus compañeros de correrías. Explicó que los editores de hoy en día nacen con un Macintosh bajo el brazo, que su grado de amistad depende de la cantidad de gin tonics compartidos y que con cada nuevo libro se refunda la editorial. Lo que no explicó es que su cita en Eivissa ha sido el inicio de una gira por diferentes espacios culturales de Barcelona, Madrid, Valencia, Córdoba o Salamanca, «algunos raros y anodinos» según este editor amante de los polisílabos. En todos estos lugares presentarán su espectáculo de poesía visual, la `perfopoesía´, un concepto ideado por Escarpa, que ha estudiado arte dramático y sabe cómo meterse al público en el bolsillo. Precisamente eso es lo que quiere Fabio Rodríguez, autores que además de escribir poesía sepan comunicarla.

Por eso la presentación ibicenca de estos libros de pequeño formato y denso contenido no fue una simple lectura de textos. `No haber nacido´, la última obra de Escarpa, es un único poema en el que Lavapiés, su barrio, es el principal protagonista. Según sus amigos, el poeta se convirtió durante más de un año en «el censor de Lavapiés». Y en su texto recoge a las personas y a los personajes que pueblan la cotidaneidad de ese lugar, habla de gente que vive calzando Nike y muere con mocasines negros, de yonkies, de play stations...

Insulto y poema

Escarpa, de 31 años, dirige el Centro de Difusión Poética de Madrid y el proyecto Humanimalidad, además, es el director editorial de Ediciones Trashumantes. Haciendo gala de una constante y sútil ironía, se presentó a sí mismo: «Estoy cansado de Madrid, de Lavapiés, de la poesía y de Ben Clark, pero a veces optas por el insulto y a veces por hacer un poemario. Yo he optado por las dos cosas».

Escarpa leyó al público presente, entre el cual había nombres reconocidos de la literatura pitiusa (Josep Marí, Vicente Valero o Ben Clark), su poema al completo. Aunque no fue una lectura ni un recital sino una actuación, de pie, sin parar de moverse y con un ritmo acelerado y agresivo que a momentos hacía pensar en un rap.

«Cumplí treinta el pasado doce de enero/ bien podría latir el corazón/ vivo en un barrio muy bonito/ he tatuado en mi espalda una m de muerte/ y te volveré a ver,/ probablemente». Son sólo los últimos versos de un poema duro, contra la ciudad, que embelesó a los asistentes.

Mucho más dulce, más calmado, se mostró el ibicenco Ben Clark, que presentaba la reedición de aquel `Cabotaje´ con el que ganó el Premi Art Jove de Poesia en 2005. Una reedición en la que se han incluido algunos poemas inéditos que demuestran que Clark, tal como lo define su editor, «sigue siendo un nieto de la ira, pero de una manera hedonista». Parapetado tras la mesa, sin levantarse, leyó Clark algunos de sus textos como `ADios´ o `I love New York´ que hicieron romper en aplausos al público e incluso liberaron alguna lagrimilla de emoción. Y su recital terminó con uno de los poemas del capítulo titulado `Mensajes en botellas´. `Heraldo de Quijote´ es la botella dedicada a su padre, el escultor Gerald Clark, que estuvo presente en este acto.

«Los ojos sobre el lienzo, las manos en la tierra./ Más allá del taller, solamente la vida./ Y los niños./ Y el viento, tan poco compasivo», termina este poema. El particular espectáculo de poesía visual que Clark y sus amigos trajeron a Eivissa terminó con una sorpresa, la intervención de Víctor Balcells, otro joven poeta por el que desea apostar la editorial Delirio.

Un autor con una vena cómica y dramática al que le espera mucho éxito a juzgar por los aplausos y las reacciones conseguidas ante el público ibicenco. Narró un único poema, el del final de su historia de amor con su novia, no sabemos si ficticia o real. Los pormenores de su hartazgo sentimental y la descarada forma de narrarlos de este joven de 22 años cautivaron al público.