Sant Mateu vivió ayer su fiesta grande. Media hora antes de que empezara la misa de las doce en honor al santo del pueblo, la iglesia, debidamente ornamentada para la ocasión, ya estaba llena. Los fieles eran, sobre todo, señoras mayores ibicencas, algunas de ellas acompañadas por sus maridos.

El ambiente dentro de la parroquia era agradable, ya que se conservaba una temperatura fresca y un intenso olor a incienso invadía el aire. La misa empezó con diez minutos de retraso, cuando la gente se acumulaba de pie al final del recinto y ya no cabía ni un alfiler. Los asistentes se pusieron en pie para recibir a sa Colla d´Aubarca, que entró tocando instrumentos típicos y se situó a la izquierda del altar. La misa se basó en la lectura del Evangelio según San Mateu. El párroco recordó quién era Mateu, un recaudador de impuestos, odiado por mucha gente. El señor pasó por encima de los prejuicios y le dijo a Mateu que se fuera con él, según explicó el cura, que recomendó a los feligreses seguir el ejemplo de Sant Mateu y seguir a Jesús, tener capacidad para cambiar. Tras una hora de ceremonia, el cura se despidió agradeciendo a todos aquellos que colaboran de alguna manera en el mantenimiento de la iglesia así como al coro y a todos los asistentes.

Al finalizar la misa, la Agrupación Musical Santo Cristo de la Agonía ya esperaba a las puertas de la iglesia para salir en procesión seguida de todos los santos, de sa Colla d´Aubarca y de todos aquellos que quisieron unirse a la pequeña vuelta que realizaron mientras las campanas de la iglesia no paraban de tocar.

Otra de las actividades que despertó la curiosidad del público fue el desfile de motos de modelos antiguos. Las BMW con sidecar incluido fueron las que más llamaron la atención de los asistentes.

A continuación, bajo un sol abrasador, sa Colla d´Aubarca hizo una exhibición de bailes típicos. La mañana concluyó con un desfile de carros tirados por caballos, ponys e incluso por un burro.