Antes empresaria que socialite, reina de la jet-set, propietaria de una colección de alta costura y de joyas sin parangón (el anillo que lleva en el reportaje es un diamante de 30 quilates, valorado en cuatrocientos millones de pesetas; el brazalete perteneció a Gloria Swanson), armadora del `Phocéa´ de ensueño, la libanesa Mouna Ayoub está de regreso en Mallorca tras una larga ausencia. Para la historia será por siempre Lady Moura, en honor de la cárcel marina de oro que habitó antes de arrancarse la túnica de cuerpo entero que impone el fundamentalismo saudí. Su historia sirvió de modelo a miles de mujeres en su situación. Se aloja en Son Net. No necesita a los hombres.

-Después de vivir durante años en una jaula dorada, se divorció del saudí Nasser al-Rashid, uno de los hombres más ricos del mundo. ¿Era usted consciente de que iba a convertirse en un modelo para muchas mujeres?

-Me di cuenta del impacto en Mónaco y Francia, tras la aparición de mi autobiografía. Las mujeres me paraban por la calle, para decirme que admiraban mi coraje, y que querían saber cómo lo había conseguido. Abandoné una fortuna enorme y una vida confortable, para iniciar una carrera en los negocios. Tuve que aprender a creer en mí misma. Al divorciarme, me convertí en una paria. Eso duele, pero yo me revuelvo con determinación contra las situaciones adversas.

-Usted le pidió el divorcio a su marido por fax.

-¿Sabes por qué? Copié el ejemplo de Lionel Ritchie. Era muy amiga de su esposa, que le comunicó el divorcio por fax porque no se atrevía a enfrentarse al cantante cara a cara. `Yo le quiero, pero él no lo hace´, me decía. A mí me pasaba lo mismo.

-Utiliza usted la expresión `un divorcio por amor´.

-No quería llegar al punto en que me viera obligada a odiar a la persona a la que había amado. Deseaba evitar esa situación, no despreciar las enseñanzas que me había dado mi esposo.

-Más de una mallorquina reunió fuerzas para divorciarse tras leer sus declaraciones. También en la isla sirvió usted de ejemplo.

-Espero que fuera un buen ejemplo. Las mujeres han de ser sinceras con ellas mismas, y deben estar dispuestas a trabajar duro. La ayuda ante un divorcio no proviene de Dios, ni del exterior. También sirve recordar que un hombre necesita a una mujer más de lo que una mujer necesita a un hombre. Vivimos en un mundo injusto, y yo cambié el lote que me tocaba. Hay líderes y seguidores, yo pertenezco a la primera clase. Por tanto, no puedo limitarme a sentarme y llorar mi suerte.

-El dinero también ayuda.

-El dinero lo hace más fácil, aceptemos la realidad, pero ser o no un millonario es exactamente lo mismo. Y sé de qué estoy hablando. Mi propia imagen está ligada a un barco que fue el yate más grande del mundo.

-¿No siente nostalgia del `Lady Moura´, con sus 66 tripulantes?

-Al contrario. Estoy orgullosa de que el barco que creé -porque contribuí ampliamente a su arquitectura interior- haya aportado felicidad a otras personas. Aunque yo no sea bienvenida a bordo, mis cinco hijos lo disfrutan, por lo que es uno de mis logros. Me satisface incluso haber fabricado bienestar para la nueva esposa.

-Fue usted anfitriona del Rey de España, en el `Lady Moura´.

-Lo invitamos y me pareció un hombre muy atractivo, positivo y divertido. Vimos juntos la película `Platoon´. Me asombró su capacidad para retener los nombres de las personas que había conocido. Si te interesa la gente, por fuerza eres una buena persona.

-Los cuatro palos del velero `Phocéa´, con 17 tripulantes, son un buen consuelo.

-Soy la propietaria, y lo he convertido en un hotel de lujo. En mis viajes, anoto los detalles que incorporaré. El servicio es esencial, pero encarece el producto. Alquilarlo cuesta tres millones y medio de pesetas semanales.

-Si continúa la carrera náutica que va a iniciar en Mallorca, podrá capitanear el `Phocéa´.

-Ya capitaneé el `Phocéa´, y fue bastante fácil. Ocurrió cuando eché a patadas a mi capitán, porque resultó ser un delincuente. En breve me examino en Mallorca del título básico, tras un cursillo intensivo de tres días.

-Es usted la propietaria de una de las colecciones más impresionantes de alta costura.

-Ahora mismo tengo 1.570 piezas de grandes diseñadores.

-¿Quiénes son los más grandes?

-Si una mujer ha de vestir para una gran gala -supongamos que la ha invitado la Reina de España-, tiene que llevar Chanel. Sigue siendo lo más chic. Ahora bien, si quieres arriesgar y que tu ropa sea un manifiesto -y es mi caso-, el elegido es Galliano. Se necesita valor, porque está siempre al límite. Resume la expresión, `si te gusta, bien, y si no, también´. Saint Laurent era perfecto, pero ya no diseña. Hay después una larga lista de creadores que copian muy bien.

-Después de haber sido la primera libanesa que posó en bikini -una foto que dio la vuelta al mundo-, usted pasó de Chanel a la abaya, cubierta por completo a excepción de sus ojos. ¿Cómo pudo soportarlo?

-Forma parte de mi personalidad, de la necesidad de seguir la corriente. Lo sobrellevas por respeto a la gente, a las tradiciones del país que te acoge. Hasta que no puedes soportarlo.

-Y entonces llega la depresión, de la que usted habla sin complejos.

-Porque estar deprimida no tiene nada de raro, sólo hay que andarse con ojo. Es un estado que te deja paralizada. Tienes que estar dispuesta a combatir la depresión, o ella te destruirá. Existe el riesgo de que te hundas en el alcoholismo, las drogas, las pastillas. O puedes hacer cosas estúpidas -yo me teñía el pelo de verde, imitaba a Madonna-. Has de tener fuerza para buscar ayuda especializada, aunque los psiquiatras son caros. Has de estar orgullosa de enfrentarte a la depresión.

-Usted se cura corriendo por los riscos.

-Necesito mis dos horas diarias de jogging, porque es el momento en que me reencuentro conmigo misma. Cuando teníamos un avión privado, salía a correr por Islandia cuando hacíamos escala para repostar. En Mallorca, corro cada día por Puigpunyent -en los tiempos del `Lady Moura´ subía a Na Burguesa-, con unas cuestas muy empinadas y difíciles. Llego hasta las faldas del Galatzó y, como dicen que es una montaña mágica, restriego las manos contra ella para captar su magnetismo.

-¿Cómo se ha visto trastocado su mundo, después del 11-S?

-Me encontraba en Estados Unidos con mis hijos, y contemplé las imágenes con la sensación de estar asistiendo a una película de ficción. Conseguí que un coche policial escoltara a mis hijos durante las semanas siguientes a los atentados, por si se producía una represalia. Nada me asusta, y estoy acostumbrada a afrontar el peligro, pero el mundo es un lugar más peligroso desde el 11-S, por culpa de la reacción del gobierno más poderoso del planeta. Washington tenía que hacer algo, pero su dramatismo resultó desproporcionado. No lograron nada en Afganistán ni en Irak. La historia demuestra que las civilizaciones invasoras sólo provocan la pérdida de vidas.

-Y de paso, su Líbano natal vive al borde de la guerra civil.

-Sí, pero los libaneses están mejor preparados hoy, y quieren evitarla a cualquier precio. Por desgracia, continúan en el país grupos peligrosos como Hezbolá, Al Qaeda -que tiene bases en los campamentos palestinos-, y todavía no hemos conseguido librarnos de Siria.

-¿Está cambiando la situación de las mujeres árabes?

-De acuerdo con mi experiencia, ha cambiado muy poco. Los hombres continúan controlando la situación, en un mundo masculino. Ni nosotros ni nuestros hijos verán la igualación con la condición femenina en los países occidentales.

-Se convirtió en una esclava por amor pero, ¿hay alguna otra forma de amar?

-Estar enamorado significa permanecer enamorado, y yo no quería convertirme en una divorciada más. Sólo hay algo peor que la depresión de la que te hablaba, y es la obsesión. Hay que ir con mucho cuidado con ella.

-Su obsesión es la juventud.

-Mis hijos se quejan de que parezco demasiado joven, y no me quieren en las fiestas con padres, así que necesito pesar diez kilos más. Quiero estar saludable, sentirme autónoma. La dependencia me parece intolerable.

-¿Qué significa Mallorca para usted?

-Amo a Mallorca exactamente igual que al Líbano, es mi segundo país. Hace veinte años que no piso la tierra donde nací, pero me basta el olor de la naturaleza y del mar mallorquines para recuperarla.

-¿Por qué no levantó el colegio americano que había planeado en la isla?

-Impulsamos ese proyecto durante bastante tiempo, pero no hallamos una respuesta adecuada por parte del gobierno regional.

-¿Cree que volverá a casarse?

-No lo creo. No encontraré al hombre de mis sueños, porque soy una mujer muy ocupada. No soy Clinton, no delego. Tengo que revisarlo todo -recibo un centenar y medio de correos electrónicos al día-, y encajo mal las intromisiones en mi rutina. Me niego a que otra persona me obligue a apagar el televisor, o las luces cuando yo quiero seguir leyendo por la noche. Llevo sola cuatro años, y no echo de menos la vida en pareja. Para mí no es necesaria. Para un hombre, sí.