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Opinión

El Ayuntamiento de Eivissa expulsa al GEN-GOB de su sede: incomprensible

El Ayuntamiento de Eivissa que dirige Rafa Triguero ha comunicado que no va a renovar el contrato de cesión de la casa payesa de Can Casals donde, desde hace cinco años, tiene instalada su sede el Grup d’Estudis de la Naturalesa (GEN-GOB Eivissa), entidad fundada en 1982 y que forma parte del GOB balear, organización declarada de Utilidad Pública por el Consejo de Ministros en 1981.

A lo largo de estos años, han sido 5.000 los jóvenes que han pasado por estas instalaciones para asistir a talleres, cursos, charlas y todo tipo de actividades relacionadas con la naturaleza y con las esencias de nuestra isla. No abundan en nuestra isla las entidades que realicen de forma desinteresada y altruista acciones medioambientales para los más jóvenes, cuando la sociedad actual margina este tipo de actividades y potencia otras que no siempre son beneficiosas para la colectividad.

Hoy hay muchos chavales en Eivissa que si saben lo que es la posidonia y la función que cumple para mantener nuestro mar y nuestras playas es precisamente gracias al GEN y a las actividades que se han venido desarrollando en Can Casals. En unos momentos en que se potencia más la formación de futuros dj o brockers de criptomonedas, la sociedad necesita como el aire entidades que enseñen para qué sirven las aves y qué sucedería si no existieran, que expliquen lo que supone la extinción de nuestras lagartijas endémicas o que divulguen los usos naturales del campo, eso que, en definitiva, llamamos sostenibilidad.

Cuando una entidad como el GEN-GOB Eivissa realiza este trabajo y, además, con eficacia, seriedad y permanencia desde hace años (no es un experimento pasajero), debería ser objeto de reconocimiento y apoyo constante, pues a menudo los ayuntamientos gastan ingentes cantidades de dinero para contratar a empresas foráneas para hacer el mismo trabajo (aunque sin la misma calidad y pasión) de lo que hacen entidades como esta, arraigadas en la isla y que forman parte de su propia sociedad.

En vez de brindarle ese apoyo para que continúe con su labor, el Ayuntamiento de Eivissa ha decidido echar al GEN de Can Casals, interrumpiendo así sus variadas y enriquecedoras actividades, dando al traste con una trayectoria que debería mimar y aumentar progresivamente, en vez de cortar de cuajo. Porque, no nos engañemos, expulsar al GEN de su sede equivale a acabar con todo ello, pues las ONG no tienen capacidad financiera, y menos en una isla como Eivissa, para encontrar instalaciones de este tipo.

Podría entenderse la decisión municipal si los futuros usos de Can Casals tuvieran un carácter tan manifiestamente positivo, urgente e incuestionable que no hubiera otra alternativa. Y, sin embargo, el Ayuntamiento piensa dedicar esta casa a actividades “puntuales” de todo tipo para cuando lo considere necesario. ¿De verdad ese es motivo suficiente para echar al GEN-GOB de allí?

Da la sensación de que los políticos que gobiernan el Ayuntamiento de Eivissa no valoran el servicio que les presta una entidad con solera y solvencia técnica suficiente para desarrollar unas actividades que ya querrían para sí en otros lugares. Está claro que se avecinan malos tiempos para todo lo que sea propio de Eivissa, de sus entidades representativas, de sus tradiciones y conocimientos naturales, de todo lo auténtico. Echar al GEN de su sede es poner otro clavo en el ataúd de la Eivissa que deberíamos amar y respetar.

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