Opinión
Principio de parsimonia
Mientras unos juegan a descifrar los mensajes ocultos de la nueva canción de Rosalía, otros tratamos de entender por qué Mazón continúa en el cargo. Sólo queremos que se vaya, pero no que dimita: ¡que lo expulsen! Mientras unos van a la caza de símbolos de fe religiosa en ‘Berghain’, otros necesitamos ver a Mazón sentado en un banquillo para poder volver a creer, aunque sea en la política y en la justicia.
La navaja de Ockham, también llamada el principio de parsimonia, dice que, en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable. Y ya está: a veces las cosas son lo que parecen, no les den más vueltas. No nos mareen. Y si quieren ver una nostalgia del nacionalcatolicismo, por fortuna vivimos en la libertad que lo sucedió y no hay libertad mayor que la de interpretación que permite el arte, que también —de momento— es libre.
Yo sólo les dejo que la canción acaba en un bucle: «I’ll fuck you till you love me, love me» (‘Te follaré hasta que me quieras, te follaré hasta que me quieras, te follaré hasta que me quieras, quiéreme, quiéreme, quiéreme’).
Y aquí toca consejo, Rosalía: si quieres follártelo, follátelo, que también la libertad va de eso, pero si lo haces sólo porque quieres que te quieran, mejor no. Y en caso de duda... siempre puerta. Que hay muchos más cervatillos y mapaches en el río. Que la vida es muy corta para quedarte donde no te quieren, aunque Mazón no se dé por aludido. Y anda que no hace que no te quieren. Cuéntalo en días, cuéntalo en familias rotas. Por tu culpa, por tu culpa, por tu gran culpa. No por estar aquí o allá, sino por no estar donde debes, donde urgía.
A estos descifradores de mensajes los reto, no a resolver qué oculta Rosalía cuando plancha, sino el subterfugio de Mazón tras el «yo a media tarde ya estaba allí»: «¿Pero quién cambia de versión? De verdad que no entiendo el cambio de versión cuándo es. Evidentemente, las 20.28 horas son después, es después de las 19.30. Es un hecho fáctico, ¿no?».
Pues mire, depende. Ante una pregunta tan simple de responder con concreción —¿a qué hora llegó?—, esta dispersión, esta vaguedad intencionada, nos hace sospechar que no. Lo mismito que la jueza de Catarroja que investiga la dana, Nuria Ruiz Tobarra, sospecha que cometieron una «negligencia grosera» los dos, ¡de momento!, altos cargos investigados en la causa que indaga la trágica gestión que resultó con la muerte de 228 personas en la provincia de Valencia: «Atendiendo no sólo al gravísimo resultado mortal, sino a la parsimonia en la adopción de las medidas y su carácter erróneo».
Un principio de parsimonia que encierra en sí mismo un final punible del que cuesta dejar al margen al president de la Generalitat que, según el artículo 28 del Estatut d’Autonomia de la Comunitat Valenciana, «dirige la acción del Consell, coordina las funciones de este y ostenta la más alta representación de la Comunitat Valenciana, así como la ordinaria del Estado en ésta». Dejándolo como alguien que pasaba por allí, o que ni pasaba, o que simplemente pasaba y por eso no estaba allí...
Pero para demostrar que este pasotismo no se extiende a lo más alto de su partido y que Alberto Núñez Feijóo, además de presidente del Partido Popular, es el ‘líder’ [sic], quizá podría desempolvar su recién creada Oficina de Cumplimiento Normativo, anunciada a bombo y platillo el pasado junio como la que «asegurará el cumplimiento del código ético con la máxima de ‘quien la hace, la paga y se va del partido’».
Y se me ocurre como caso gravísimo de «quien la hace» el incumplimiento de los Estatutos Nacionales del partido, en su artículo 12, Principios Generales para los cargos del partido:
«1. Todos los cargos públicos y orgánicos del Partido Popular, antes de acceder al cargo, suscribirán el compromiso de:
a) Observar la máxima ejemplaridad, rigor y exigencia en el desempeño de sus funciones, velando siempre por el interés público y el servicio a los ciudadanos, y absteniéndose de cualquier conducta que, aún siendo plenamente legal, pueda dañar la imagen u honorabilidad de la organización a la que pertenecen.
c) Abstenerse de toda actividad privada que pueda suponer un conflicto de intereses con el ejercicio de su función».
Pasar horas de sobremesa en El Ventorro mientras tu pueblo se ahoga, por ejemplo.
228 familias merecen respeto, empatía y justicia. Parafraseando a Rosalía en Berghain:
«Seine Angst ist meine Angst,
Seine Wut ist meine Wut,
Seine Liebe ist meine Liebe,
Sein Blut ist mein Blut».
(‘Su miedo es mi miedo, su rabia es mi rabia, su amor es mi amor, su sangre es mi sangre’).
Y en cuanto a ella, cariño mío, en lugar del «Quiéreme, quiéreme, quiéreme» de ‘Berghain’, ojalá vuelva pronto la seguridad aplastante de ‘Despechá’:
«Y ando despechá’, oah, alocá’, que Dios me libre de volver a tu la’o.
Mira qué fácil te lo voy a decir, A, B, C, one, two, three,
mira qué fácil te lo voy a decir, que esta motomami ya no está pa’ ti».
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