Bipartidismo en vena

Dicen que la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa. Ahora que estamos asistiendo a un caso de corrupción desde la misma sala de mandos del PSOE, los que ya tenemos unos años recordamos perfectamente cuando ya hubo el caso Juan Guerra o Luis Roldán, hace una eternidad. Pasan las décadas y las viejas costumbres se mantienen. El capitalismo español, el capitalismo rentista y de infraestructuras, no entiende otro lenguaje: parasitar el Estado y conchabear con lo peor de la clase política para amañar obra pública e hinchar contratos… la misma historia de siempre, desde el marqués de Salamanca y el conde de Romanones hasta ahora.

Dice el PP, ese partido cuya sede fue reformada con dinero negro y que se ha financiado ilegalmente —no lo digo yo, lo dijo la Audiencia Nacional en una sentencia de 2018 confirmada por el tribunal Supremo en 2020— que esto es una vergüenza, que cómo puede ser, aunque a mí me parece que hay algo de envidia. ¡Quién pudiera tener a su disposición todo un Ministerio de Transportes! En el 2018, el bochorno de la sentencia del caso Gürtel provocó que se configurara una alianza para echar a los corruptos del poder y regenerar la democracia. La moción de censura fue un éxito. Siete años después, es desolador comprobar que, en algunos aspectos, seguimos exactamente en el mismo punto.

Lo suyo es que se configurara una mayoría de centro-derecha y finiquitar esta agonía de una vez, pero el PP ya nos ha dejado claro que su socio preferente es Vox, y que irán con ellos hasta el final. Es desolador tener que votar a los que hay ahora porque la alternativa es tener ministros fascistas. Estaría muy bien que a la izquierda del PSOE existiera algo que no diera vergüenza ajena. Y he recordado, ainssss… cuando hace unos años a la izquierda del PSOE surgió un proyecto que parecía honesto, valiente y transformador, antes de implosionar víctima de una ridícula batalla de egos y con unos líderes enloquecidos por una vanidad insufrible y más ocupados en apuñalarse mutuamente que en hacer política. Si es que todo son desgracias.

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