Opinión | Tribuna

Ambulancias tercermundistas

Hace unos días, un amigo acompañó a una persona enferma en una ambulancia. Durante el trayecto, mantuvo una conversación con uno de los técnicos, que le explicó la situación dantesca que padece el sector por el lamentable estado de los vehículos públicos del transporte sanitario, a causa del deficiente mantenimiento que se les dispensa. En ese momento, había tres ambulancias averiadas en el taller precisamente porque nadie se ocupa como es debido de que los vehículos sean revisados de manera preventiva, se les hagan los correspondientes cambios de aceite, etcétera. Este déficit provoca muchas más averías de las debidas, especialmente en vehículos tan antiguos como los que hay en las Pitiusas.

La conversación tuvo lugar pocos días después de que una operaria del servicio de ambulancias tuviese que ser ingresada al intoxicarse por inhalar dióxido de carbono procedente de los gases del motor, que se colaron en la cabina. El goteo de noticias negativas relacionadas con el mal funcionamiento de las ambulancias insulares es constante. Las más recientes aluden a pacientes que han sufrido ictus y no son trasladados a rehabilitación porque no hay ambulancias disponibles debido a las constantes averías, pese a que esta terapia es esencial para que se recuperen y puedan mejorar su calidad de vida.

Vicente Nadal, delegado sindical de UGT del sector de las ambulancias, me explica también que la situación que viven los profesionales del transporte sanitario y padecen los pacientes es tercermundista y que Ibiza y Formentera son sistemáticamente discriminadas. En Mallorca y Menorca cuentan con un equipo de logística y mantenimiento propios y no dependen de talleres externos para cuidar los vehículos, salvo cuando tienen averías importantes. Si a un conductor le falla una ambulancia, el equipo de logística aparece con otra de sustitución perfectamente equipada y se encarga de retirar el vehículo e iniciar los trámites necesarios para proceder a su reparación. En Ibiza, por el contrario, el conductor es el que tiene que ocuparse de llamar a la grúa o de llevar la ambulancia al taller concertado con el servicio balear de salud.

En el instante en que mantuvimos esta conversación, había cinco ambulancias en el taller, de las 27 que hay en la isla; es decir, casi una quinta parte. De ellas 15 están destinadas al servicio de urgencias y 12 se utilizan para trasladar a los pacientes de visitas programadas. El aire acondicionado no funciona prácticamente en ninguna, teniendo que transportar a los enfermos con temperaturas que a veces superan los 35 grados. A ello hay que sumar el deficiente estado de los equipos sanitarios. Vicente pone como ejemplo los colchones de vacío pinchados que hay en varias ambulancias de Formentera, a pesar de que son una herramienta imprescindible para trasladar heridos que han sufrido traumas. Nadie se preocupa de arreglarlos o sustituirlos.

Al parecer, la conselleria de Salud se escuda en que ya ha prometido una nueva flota de ambulancias, dado que las actuales tienen más de ocho años; y con eso ya consideran que el problema está resuelto. Sin embargo, el año pasado se tuvo que anular el concurso para la adquisición de estos vehículos porque las ofertas presentadas no cumplían las condiciones exigidas y, según Nadal, este año puede volver a ocurrir lo mismo. Y mientras tanto, los pacientes pitiusos seguirán mal atendidos y a saber por cuánto tiempo. En cualquier caso, qué sentido tiene invertir un dineral en ambulancias nuevas si luego no son mantenidas adecuadamente porque no hay nadie que se ocupe de ellas, al contrario que en Mallorca y Menorca.

Nadal ha remitido una carta a la consellera solicitando la creación de un equipo de logística para Ibiza, que pueda desplazarse también a Formentera todas las semanas, para realizar el mantenimiento de las ambulancias pitiusas y de momento no ha recibido respuesta. La situación de cara a este verano, con la población triplicada por el turismo, se plantea crítica.

Se supone que los políticos están para aportar soluciones y no para dejar que los problemas se enquisten, como es el caso. Mientras no lleguen las nuevas ambulancias y haya suficientes unidades de sustitución para cuando se produzcan averías, los ibicencos seguiremos mal atendidos por los servicios sanitarios. Si la situación fuera la misma en todas las islas habría una justificación, pero el agravio comparativo con Mallorca y Menorca resulta intolerable y una muestra más de la discriminación que sufren las Pitiusas con respecto a las demás islas, que cuentan con mejores servicios y más personal. La conselleria tiene que dejar de poner excusas y proporcionar a los residentes en Ibiza y Formentera exactamente lo mismo que ya tienen en Mallorca y Menorca. Lo contrario es una tomadura de pelo a toda la ciudadanía.

@xescuprats

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