Opinión | Para empezar
«Antes vivíamos en otra casa, pero nos echaron»
«Antes vivíamos en otra casa, pero nos echaron». Así le cuenta mi hijo de cuatro años a una amiga, a la que lleva un año sin ver, parte de su aún corta vida. «De aquí ya no te van a echar», le dice ella, sentada en el sofá de nuestro coqueto apartamento. Ya somos propietarios, no arrendatarios y no debemos pleitesía a un casero sino a un banco, concretamente Bankinter.
Ella, sin embargo, me cuenta que no le renuevan el contrato y que la quieren echar en plena temporada. Los propietarios le han enviado un burofax que ella dice no haber recibido y, no sé cómo es exactamente la historia, pero, en vez de hablar con ella y explicarle qué pasa, la echan sin más.
La realidad es que su apartamento tiene una renta muy baja para los tiempos que corren. Ahora pueden pedir el doble o más de lo que ella paga. Ni siquiera se han reunido con mi amiga para plantearle una subida y ver si ella acepta, aunque no sea legal hacerlo, porque se trata de una renovación. Prefieren despersonalizar la situación, mirar hacia otro lado y que los abogados hagan el trabajo sucio, que para eso les pagan.
El domingo, mientras me bañaba en la piscina con mi hijo, se me acercó un hombre mayor que no había visto nunca en la urbanización. «¿Sabes si se alquila o vende algo aquí? ¿Ha visto algún cartel de ‘se vende’ o ‘se alquila’», continuó. «La verdad es que no hay nada disponible, que yo sepa», le contesté. «Es que no hay nada en Ibiza», afirmó angustiado mientras se alejaba caminando. Medio millar de personas se manifestaron ese mismo día contra el rumbo que lleva la isla y que asfixia precisamente a muchos que no tienen casa en propiedad.
No hay que irse muy lejos para conocer a alguien cercano que alquila su local a una franquicia o una vivienda a un precio inflado. Cuánta gente hay que ha vivido durante años de alquilar a profesores en invierno y a turistas en verano. Muchos podrán seguir queriendo echar balones fuera y atacar a las discotecas o a otros objetivos más visibles, pero esta isla no la están destruyendo precisamente los de fuera.
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