Opinión | Tribuna

Revertir la alopecia

La alopecia androgénica tiene los días contados. Para septiembre de 2027 o como mucho 2028 se iniciarán ensayos en los humanos que en los roedores macho han constituido todo un éxito. Se acabó lo de volar a Turquía para volver en el avión de Turkish Airlines o de Pegasus, que es una línea más barata, hecho un cristo, con la cabeza vendada y la sangre aflorando en los apósitos. Se ve de todo en los aviones. Se acabó pedir cita en cualquiera de las clínicas españolas de trasplante capilar asociadas a Cristiano Ronaldo, de a 4000 euros la bobada. Se acabaron las fórmulas magistrales, se acabó el minoxidilo y todas las pastillas asociadas a la recuperación del cabello.

Una terapia basada en células madre mesenquimales ha demostrado su eficacia para revertir los efectos de la alopecia androgénica, la forma más frecuente de pérdida de cabello, en ratones a los que les indujeron previamente esta forma de calvicie. La cosa no es fácil y no me voy a detener en explicársela al lector por lo enrevesada de la misma. Lo que sí puedo asegurar es que los ratones objeto del experimento lograron repoblar la totalidad de su pelo en 21 días. Tiempo récord.

Un éxito con marchamo español ya que los responsables han sido los investigadores de departamento de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, liderados por el doctor Eduardo López Bran. ¿Será el fin de los calvos? Le voy a decir una cosa, los calvos tienen también su encanto. No ha habido calvo más sexy en el cine que Yul Brinner. Su sex appeal estaba muy por encima del de algunos galanes de su época de frondosa cabellera. Lo malo es que el cine casi siempre ha dado el papel de malos malísimos a los calvos, no sé por qué.

Una tiene en la nómina de su corazón a calvos, como mis buenos amigos Eduardo y Pepe, «mis calvitos», a los que sería incapaz de imaginar con cabello. Ni que decir tiene de mi Serkan. Pero claro, comprendo que el cabello juega un papel relevante en la vida de los hombres tanto en términos de bienestar personal como de percepción social. De ahí lo de Turquía y los institutos capilares de España donde la clientela ha crecido considerablemente. Poder revertir la alopecia no deja de ser una buena noticia.

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