Opinión | Desde la Mola

Mediopensionistas

Hemos entrado en una dinámica del elitismo «bien entendido», habitaciones a más de mil y menús de diario a más de 150

Hoy tenía previsto escribir sobre las incoherencias del “disputado voto del señor Cayo”, en referencia a como el señor Córdoba (conseller no adscrito en Formentera) votó a favor de la propuesta de la oposición del Consell de impugnar el proyecto de la APB sobre el puerto de la Sabina (controvertido donde los haya), incluso saltándose las mínimas normas de la coherencia. En su día fue un firme defensor de esta misma propuesta, pero a lo grande. Ahora, por un malentendido “despecho” (aunque no de los amorosos), le sale el “te vas a enterar” y es capaz hasta de eso de “donde dije digo, digo Diego” a modo de pataleta infantil. Algún día tendremos “renglones torcidos” sobre este tema. Pero eso es otra historia, que diría Moustache.

En plena convalecencia se te acercan aquellos amigos que aprovechan de la Formentera del “lujo a su alcance” que se corresponde con el final de mayo-comienzos de junio (hasta San Juan), donde los precios de las estancias turísticas (aquí entran todas) no han alcanzado sus máximos estivales. “Todavía se puede venir” me decía una pareja habitual por estas fechas y que se aventura (previa consulta a los amigos locales) a los diferentes restaurantes con vitola de “gastronómicos” (hablamos de ejecutivos en sus empresas, con licenciatura plan Bolonia). Otros de la misma guisa, pero pequeños empresarios de la Pymec, coinciden en el juicio, fácil porque está más que extendido entre turistas, usuarios habituales, residentes e incluso los con pedigrí. Formentera, a este paso, será una isla para un segmento de población elitista que busca la exclusividad y la paga. Los medio pensionistas salariales, los que trabajan por un sueldo (incluidos los bonus) no podrán pasar (ya no las vacaciones, eso está al alcance de pocos) sino esos tres o cuatro días de escapada. Efectivamente hemos entrado en una dinámica del elitismo “bien entendido”, habitaciones a más de mil y menús de diario a más de 150. Pero también existen alojamientos asequibles (perdón los del SMI con pareja de nómina similar, yo creo que sí) y restaurantes gastronómicos con cocina creativa y producto excelente a un precio (no comparen con la zona de tapas de Granada) digamos que pagable, sin tener la sensación de que te están engañando. En el sector elitista (yo digo que la oferta vale lo que pone) nuestra opción es exigir la “excelencia” en cocina y servicio. Solo con una profesionalidad llevada a los límites podremos equilibrar ese incremento de precios, necesario para pagar todo lo que conlleva la exclusividad. El reto está servido, ahora les toca a ustedes, conseguirlo.

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