Opinión | Para empezar

Bandas tributo malas, mejor que buenas

Respeto que un grupo de músicos se reúnan para hacer un homenaje a su banda preferida y lo disfruten tocando sus canciones en directo, incluso disfrazados de los Jackson Five o de los Leningrad Cowboys. Allá cada cual. Respeto igualmente que ese grupo de músicos pueda sacarse un sobresueldo haciendo eso que les apasiona, que no está el mundo del arte para andar tirando la pasta.

Lo he pasado muy bien en conciertos de bandas tributo a los Beatles, los Stones o Metallica, entre muchos otros, que la música es para vivirla. Aunque confieso que prefiero los tributos malos a los buenos. Un grupo de finos instrumentistas clavando los grandes éxitos de Bon Jovi o de El Último de la Fila, hasta la última nota soñadora de un solo de Mark Knopfler o el más escondido quiebro de la voz nasal de Chris Martin no me interesa en absoluto. Nada. Prefiero a una panda de colgados haciendo versiones descacharrantes y el sentido del humor, siempre, a tomarse uno demasiado en serio.

Entiendo también que haya fans de artistas que ante la imposibilidad de ver a los destinatarios de su pasión en directo (bien porque se hayan separado o hayan muerto antes, durante o después de los 27), vayan a ver a sus tributarios, cierren los ojos y se sientan lamiendo las puntas a las botas de piel de lagarto de Jim Morrison. Esto se lleva tanto que hace un par de años una ardilla podía cruzar la Península Ibérica saltando de concierto en concierto de homenajes a Queen.

Lo que no entiendo es la costumbre que han adquirido las administraciones públicas de llenar los carteles de fiestas de bandas tributo. Y lo último, que es poner una banda tributo como cabeza de cartel, que es una declaración de intenciones: No tengo ni idea y no quiero gastar el erario público en una banda original a la que no conozco, cuando puedo hacerlo en alguien que se parece remotamente a No me pises que llevo chanclas. Hemos llegado a tal punto que hay ayuntamientos ibicencos que han programado tributos a artistas vivos y en plena deslumbrante carrera como Melendi o Manu Carrasco. ¿Nos hemos vuelto locos? n

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents