Opinión | Desde la marina

Cuando la ley protege al infractor

Con miles de viviendas vacías y de personas sin techo, estas situaciones se repetirán

Cuando la Justicia es injusta, puede pasar lo que pasa. Diario de Ibiza publicaba la semana pasada las fotografías tomadas en vivo y en directo de una okupación en San Antonio que se hacía a plena luz del día, ante la indefensión del propietario y una docena de gendarmes que no movían un dedo porque -¡vaya por Dios!- la ley protege al infractor. Siendo cierto que cada caso de okupación es distinto, si al infractor se le coge in fraganti, en el preciso momento de arrancar vandálicamente una puerta y perpetrar un allanamiento con fuerza, la inacción policial no sólo evidencia que la ley la caga, sino que es la propia ley la que incita a que la colectividad haga lo que en ningún caso debe hacerse, tomarse la justicia por su mano, recurrir a la llei pagesa. Tampoco es admisible que el Ayuntamiento aplauda lo sucedido. Hace sólo unos días ocurrió algo parecido en Badalona y el hecho saltó a los medios. Ante una okupación, una multitud y el propio alcalde consiguieron que el okupa abandonara la vivienda okupada. Pero en algo falla la ley cuando estas situaciones se repiten. Y con miles de viviendas vacías y miles de personas sin techo, en Ibiza se repetirán. Lo curioso en el caso de Portmany es que, tras el desalojo se siga protegiendo a los okupas, proporcionándoles techo –aunque sea provisional-, cuando, si el inmueble okupado hubiera sido una vivienda, su propietario se hubiera quedado en la puta calle. De estas situaciones kafkianas sobran ejemplos.

Quiero suponer que nadie quiere que nuestras calles nos lleven al Bronx o al Far West, pero si no se corrigen estas leyes cuando son descaradamente injustas o, más precisamente, cuando no contemplan soluciones ajustadas a cada caso, puede suceder que volvamos -¡Dios no lo quiera!- al cachorrillo y la navaja matancera. Nada tiene que ver, por cierto, la okupación referida con los tres altercados que en sólo tres horas tuvieron lugar ese mismo día en ses Figueretes, porque hay mucho loco y sinvergüenza suelto, pero lo que no puede ser es que una mala ley, por lenta o por injusta, sea la que incite a que el personal solucione por la brava los conflictos. No puede extrañarnos que a la Justicia se la represente con los ojos vendados, con una balanza en la mano que quiere significar igualdad y equidad, un trato igual para todos que no se da. Que representemos a la Justicia con los ojos vendados tal vez signifique otra cosa, que en ocasiones la Justicia es ciega, que no ve lo que no quiere ver. Uno preferiría verla vigilante y con los ojos bien abiertos.

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