Opinión | tribuna

Follow the money

Sería pecar de un exceso de ingenuidad el entender que el incremento de la ecotasa en Baleares responde sinceramente a una pura y llana estrategia de sostenibilidad

En cualquier novela negra que se precie podemos encontrar: un misterioso protagonista con sus luces y sombras, un ambiente oscuro y hostil no carente de cierta crítica social, toda una serie de personajes siniestros de dudosa moralidad, diálogos afilados y cínicos, giros inesperados y tensión constante, un crimen casi perfecto como punto de partida y un final inesperado que, mantiene en vilo al lector hasta el final

No obstante, es el móvil del crimen, el elemento que cobra, en la novela negra, un especial protagonismo, porque representa, sin lugar a duda, el hilo conductor que la sostiene sin el cual no habría crimen que investigar. El hecho es que, el móvil más común en la mayoría de los casos, además del pasional, suele ser el económico. Por eso, es tan usual el uso del anglicismo “follow the money” (sigue el rastro del dinero) cuando queremos hallar la razón final de un comportamiento, y el rastro que nos conducirá a su autor. Este representa uno de los elementos más potentes y poderosos de la novela negra y el thriller porque implica que el asesinato no es un simple acto de violencia, sino la punta del iceberg de algo mucho más grande: corrupción, poder y codicia. Y es este elemento, tan efectivo, entre otras cosas, porque suele reflejar el mundo real que aspira a superar con creces la propia ficción.

En este sentido, como reflejo de mundo real, cada vez más semejante a una novela negra, nos encontramos en la génesis de la historia, un personaje, el Govern Balear, con sus luces y sombras. La historia comienza de forma sencilla, anunciando un aumento del Impuesto del Turismo Sostenible (ITS). Este incremento, según su protagonista, responde al objetivo de mitigar la saturación turística en las Islas Baleares y promover un modelo más sustentable. No obstante, no faltan en esta novela negra los elementos que la caracterizan: un ambiente oscuro y hostil (irrespirable) acompañado de críticas sociales ante esta medida (de quiénes la ven insuficiente, y por el contrario, de quienes la ven abusiva), personajes siniestros a favor y en contra, giros inesperados (no sabemos si se lograrán o no los apoyos políticos necesarios), tensión constante (la vivida por el sector turístico día tras día, ante la incertidumbre de sus repercusiones) , un crimen casi perfecto (la muerte lenta pero irremediable de nuestra industria turística) y un final inesperado o “casi” inesperado (¿se implementará esta medida o cabe aún la esperanza?).

Como toda labor de un buen investigador lo primordial es hallar el móvil del crimen para dar con su verdadero autor. Una mente inteligente debe dudar de todo y de todos. Por ello, sería pecar de un exceso de ingenuidad el entender que el incremento de la ecotasa en Baleares responde sinceramente a una pura y llana estrategia de sostenibilidad en pro de la reducción de la masificación turística. Es más razonable, seguir el rastro del dinero, y concluir que se trata de una decisión política con un innegable ánimo recaudatorio que restará competitividad a nuestra industria.

Porque si el objetivo fuese, tal como se afirma, obtener recursos para financiar políticas ambientales o reducir la presión turística, el Govern Balear tiene la alternativa de acudir a los fondos Next Generation de la Unión Europea, más que apropiados para tal fin. Sin embargo, decantarse por esta opción implicaría cumplir con un proceso burocrático riguroso: justificación de proyectos, controles administrativos y plazos prolongados, por el que no están dispuestos a pasar. Conocedores como son de que estos fondos no pueden destinarse libremente a cualquier gasto público, sino que deben estar alineados con los objetivos de digitalización, transición ecológica y resiliencia económica que exige la UE.

Por el contrario, la subida de la ecotasa, presionando aún más al sector turístico, permite una recaudación inmediata y sin restricciones. No requiere justificación ante organismos europeos ni un plan detallado sobre el destino de los fondos. Es dinero contante y sonante, de libre disposición que el Govern puede emplear según sus necesidades presupuestarias, sin la fiscalización externa que supondría la recepción de ayudas comunitarias.

Seguimos pues, persiguiendo el rastro del dinero, y en ese camino, lo que es innegable es que no existe el crimen perfecto, y que la subida del ITS (Impuesto del Turismo Sostenible), que no contenta a nadie (ni a los que están a favor, porque no les parece suficiente; ni a los que están en contra, por injusto y peligroso) no figuraba entre las medidas recogidas en el programa electoral del PP en campaña. A tenor de lo cual, y teniendo en cuenta el “valor de la palabra dada”, cabe preguntarse para quién demonios está gobernando el PP, ¿para quienes no le votaron, ni nunca lo votarán?, ¿merece la pena, seguir decepcionando a sus votantes?

«La esperanza es la cura del mañana para la decepción de hoy». Evan Esar.

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