Opinión | Para empezar

Chicas, ¿preparadas para que no gane Vox?

Este fin de semana, que estaba de visita, asistí a la manifestación del 8M en mi pueblo y empezaba a ponerme de los nervios porque un «compañero» (no dudo que con la mejor intención) había tomado la voz cantante con las consignas (él al frente y el coro de mujeres acompañando), cuando un grupito de niñas de no más de diez años se plantó y empezó a gritar la suya: «Las feministas somos más listas».

Claro que sí, las aplaudimos entre risas. Y encima tenemos más memoria. Recordamos cómo les cercenaron la vida a nuestras madres o a nuestras abuelas, que pasaban de la tutela del padre al marido y, si este las molía a palos, detrás venía el cura a aconsejarles que aguantaran por el bien de la familia (y los vecinos, callados). A las muchas que quisieron estudiar, viajar, trabajar fuera de casa, volar... y no las dejaron, sus sueños recluidos en las cocinas. A las desposeídas, porque la herencia fue al varón. A las cuidadoras a perpetuidad, que no tuvieron tiempo ni oportunidad para cuidarse a sí mismas. A las «perdidas», las madres solteras a las que la sociedad lapidaba y abocaba a la prostitución. A las que se desangraron con unas agujas de calceta al intentar abortar. A las que, muchos años después, en los noventa, todavía debíamos pasar por un examen psicológico para hacerlo porque ni aun entonces teníamos nosotras la última palabra.

A las mujeres anuladas, maltratadas, asesinadas en «crímenes pasionales o intrafamiliares» a las que nunca se les hizo justicia.

Y no, no creo que vuelva nada parecido, pero cuando las patrañas permean tanto una sociedad que cala la idea de que «el feminismo ha ido demasiado lejos» mientras seguimos sumando muertas, las jóvenes aprietan el móvil con miedo si andan solas de noche y los jueces rebajan la pena al violador de una cría de 13 años porque aparenta más edad, tal vez haya que empezar a plantearse blindar el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo y la protección a las víctimas de la violencia machista. Y, sobre todo, impedir que quien amenaza estos logros toque poder. Frenar a Vox con nuestros votos. Chicas, somos la mitad de la población. Recordad lo que el franquismo le hizo a vuestras abuelas y, por vosotras y vuestras hijas, a sus herederos no les deis tregua.

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