Opinión | Tribuna

Caminemos juntos en la esperanza

El Papa Francisco, a pesar de su enfermedad, nos invita a vivir la cuaresma que iniciamos el próximo miércoles con la imposición de la ceniza con el lema «caminemos juntos en la esperanza». La Cuaresma es un tiempo que tiene que ayudarnos a preparar nuestros corazones y abrirnos a la fuerza de Dios para poder celebrar el triunfo pascual de Jesús sobre la muerte. Delante de tantos signos de muerte como vivimos cada día, con amenazas de todo tipo, especialmente hacia los más débiles y los más frágiles, no tener miedo. Como nos recuerda el Papa: «Jesucristo, muerto y resucitado es, en efecto, del centro de nuestra fe y el garante de nuestra esperanza en la gran promesa del Padre: la vida eterna, que ya realizó en Él, su Hijo amado».

El Santo Padre con motivo de la Cuaresma nos invita a «caminar juntos en la esperanza». Caminar significa estar en movimiento, en la búsqueda de una nueva oportunidad, de una nueva realidad, a salir de todo aquello que nos esclaviza y nos libera. Una invitación más a recordar a «tantos hermanos y hermanas que hoy huyen de situaciones de miseria y de violencia, buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos. Surge aquí una primera llamada a la conversión, porque todos somos peregrinos en la vida».

No hay nada peor que el miedo que paraliza y esclaviza. Que no nos permite caminar ni avanzar hacia el otro. No hay que conformarse con la realidad, hay que “confrontarse”, nos dice el Papa Francisco. Confrontar nuestra realidad y la realidad de los más necesitados, para que así podemos ser para los demás un signo de esperanza en medio de su desesperación. Esto es vivir plenamente la Cuaresma en este año jubilar en la que se nos invita a todos a ser «peregrinos de esperanza».

Y este caminar lo debemos hacer «juntos», no podemos permitirnos dejar a nadie atrás o fuera del camino. Que nadie se sienta descartado de sentirse liberado, sanado y dignificado, «caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos a los otros con amor y paciencia», es el reto que nos presenta el Papa para esta nueva Cuaresma, en la que no tenemos que perder la esperanza que se nos presenta como un «ancla» que nos permite mantenernos firmes ante tanta tempestad.

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