Opinión | Para empezar
La eficacia de los gálibos en los ‘parkings’ disuasorios
Cuando Jesús Gil llegó a Marbella había muchas prostitutas en las calles. Ya en 1962 el escritor Juan Marsé recoge este dato en uno de sus libros que trataba de ser una radiografía de la época, ‘Viaje al Sur’. Ante esta situación, el conocido político, además de dar permisos para construir a mansalva, erradicó la prostitución del municipio no dándoles una vía alternativa a esas mujeres para que se ganaran la vida de otra manera, sino pagándoles para que se fueran a otro sitio a ejercer.
Cuando veo como la isla se llena de gálibos para que las autocaravanas y furgonetas no puedan aparcar en los parkings disuasorios, sin dar una opción de vivienda digna a las personas que han escogido esta opción habitacional, porque no pueden acceder a otra, pienso en la similitud de ambos casos.
Las autocaravanas no van a desaparecer por arte de magia, todo lo contrario, en la isla no dejan de proliferar como los hongos en las húmedas casas de Ibiza. Esta medida como mucho las va a dispersar por toda la isla. Quizás así se note menos la pobreza que rodea las ganancias de unos pocos. Echar a las autocaravanas de los disuasorios va a marear a los propietarios de las mismas, que tendrán que planificar una ruta para no ser multados por estar más tiempo de la cuenta en un sitio. Pero no se van a esfumar de la noche a la mañana, porque sus dueños al menos tienen un techo bajo el que cobijarse.
Poblados chabolistas como el de Can Rova II, a pie de la carretera de Sant Antoni, muy cerca ya del cartel ‘Benvinguts a Ibiza’, muestran la cara b del capitalismo salvaje, del no intervencionismo, del mercado libre, de la avaricia.
En Ibiza estamos ya demasiado acostumbrados a muchas injusticias. Vemos como algo normal que un bien de necesidad primaria como una vivienda sea un lujo. Y no hay voluntad política para revertir la situación. Si no de qué tantas licencias para construir pisos de alto standing en una isla con un territorio tan limitado.
La empresa que produce gálibos debe estar muy contenta, pero la mierda no deja de verse aunque la esparzas. Huele más.
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