Opinión | Tribuna

«Casi de mala persona»

La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, quiere reducir media hora la jornada de trabajo a varios millones de españoles y al ministro de Economía Carlos Cuerpo le preocupa cómo afectará a las empresas. A Yolanda Díaz esa oposición al paso de media hora del trabajo al descanso le parece «casi de mala persona».

Decir «casi una mala persona» es como decir «probablemente la mejor cerveza del mundo», una proclamación sin rotundidad, valga la contradicción. Casi todo es «casi» algo, pero no solemos llamar «mala persona» a alguien por aproximación, por un poco.

Esa calificación de mala persona se suele dejar para muy pocas personas. ¿Cuál es el tope de la descalificación en castellano peatonal? Creo que «hijoputa», que hace mucho que no tiene que ver con la filiación ni con la maternidad y que se suele llamar a cualquiera menos a quien lo es porque serlo no es imputable. El sintagma acabará desapareciendo porque el feminismo repugna la palabra «puta», para persona para «casa de», y de la amplia familia que tenía solo queda «putañero». En Asturias y en Andalucía es corriente llamar a cualquiera «hijo de puta» -sin que signifique la suma de las tres palabras- con afecto sincero, con picardía cómplice, con admiración rendida, incluso con ligereza ayusa (esa alegría frugívora madrileña) y más raramente como sinónimo de mala persona. Regalamos un «buena persona» a los inocuos, pero ponderamos «mala persona» para que sólo lo reciban quienes lo merecen.

Dedicarle un «mala persona» a Carlos Cuerpo no es un disparo con bala de fogueo aunque el «casi» haya evitado dar en un órgano vital. Lo que deja al ministro casi personalmente mal sitúa a Yolanda Díaz casi en lo mejor, personal y políticamente. Si seguimos su razonamiento y prospera su reforma, millones de horas diarias de descanso se deberán a la casi bondad personal de la ministra. Y casi vemos que no es así. Aunque la intervención de Díaz tenía mucha voluntad política -por ministra y por Sumar- la frase casi se le escapó cuando su cabreo llegó a casi monumental.

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