Opinión | Editorial

Un año que debe ser un punto de inflexión

En 2025 se regulará la entrada de vehículos a Ibiza, abrirá el Parador y se adjudicará el servicio de autobuses

El año 2025 empieza con el fin de la crisis política en el Consell de Formentera, después de la moción de censura presentada por Sa Unió y apoyada por PSOEy GxF que desalojó al presidente, Llorenç Córdoba, después de un año atrincherado y en solitario, periodo en el que la institución permaneció prácticamente paralizada. Esta buena noticia abre no obstante un escenario incierto debido a que Sa Unió ha perdido la mayoría y tendrá que recurrir a la habilidad en la negociación y la mano izquierda para sacar adelante sus iniciativas. Si en Formentera este año se pondrá en marcha al fin la institución, en Ibiza el Consell se enfrenta a su proyecto más ambicioso, por el impacto notable que tendrá y por lo que representa de cambio de paradigma: la regulación de la entrada de vehículos desde la Península, en la senda que ya abrió la isla vecina, y que tiene como objetivo paliar la masificación del tráfico en la temporada alta. Esta medida salió adelante con un amplio apoyo de la sociedad ibicenca, así como con el respaldo de todos los partidos políticos a excepción de Vox. Así, por primera vez, se implantará un control progresivo que comenzará con las autocaravanas, que deberán contar obligatoriamente con una reserva en un camping previa a su desplazamiento a Ibiza. Además, se establecerá un cupo máximo para los coches de alquiler que lleguen de fuera de la isla. En principio, la intención del Consell es empezar a aplicar esta limitación este verano, aunque aún no están definidos los detalles de la operativa. En cualquier caso, este primer verano servirá como punto de partida para, en el futuro, extender la regulación a otro tipo de vehículos, tal y como ya se hace desde hace años en Formentera entre los meses de junio y septiembre.

Esta iniciativa se enmarca en la necesidad imperiosa de actuar ante los perjudiciales efectos de la saturación turística en las islas, donde los recursos y el territorio son limitados y no pueden soportar un incremento indefinido del flujo de turistas y de vehículos. También en este asunto existe consenso en todo el arco político, a excepción de la ultraderecha, y de hecho este año la Mesa para el pacto social para la sostenibilidad puesta en marcha por la presidenta del Govern, Marga Prohens, debería dar ya frutos en forma de decisiones concretas. De lo contrario, no habrá sido más que otra operación política de marketing, acusación que la presidenta ha negado desde el principio. 2025 debe ser el año en el que de la teoría y el análisis se pase a los hechos para reorientar un modelo turístico basado en la máxima cantidad de visitantes, sin tener en cuenta su impacto sobre el medio ambiente ni sobre la vida de los residentes.

El otro gran reto del Consell de Ibiza de este año es la adjudicación al fin de las dos nuevas concesiones del servicio de autobuses, prorrogadas desde 2009, y que debería representar un gran salto en la calidad del transporte público, muy deficiente en líneas, frecuencias y modernización de los vehículos. Precisamente, la mejora de este servicio es clave para descongestionar las carreteras de la isla, una asignatura pendiente que es urgente resolver.

Este año está previsto también que abra al fin el Parador del Castillo, cuyas obras se han prolongado durante 16 años -pese a que debían durar sólo 30 meses- debido a diversos motivos. La última fecha de apertura prevista, después de varias que no se han cumplido, es «a principios» de 2025.

En suma, este año debería ser un punto de inflexión en asuntos cruciales que, si se resuelven con éxito, representarán un antes y un después para la isla.

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