2.000 y 500 y 44

Vamos finalizando un año más. A punto de iniciar un año nuevo, 2025. Dejamos atrás un año que tendría que haber puesto en el mercado más de 2.000 viviendas que están cerradas para todas aquellas personas que no tienen hogar. Sin soluciones factibles para el drama de la vivienda y que tanto está perjudicando a muchas familias.

Un año que ha dejado a más de 500 personas muertas intentando cruzar el Mediterráneo en búsqueda de una nueva oportunidad y solo han encontrado la muerte, nuestro mar sigue siendo un cementerio signo de tantas injusticias.

Un año que ha dejado a más de 44 víctimas de violencia de género. Lacras que nos hacen ver la dureza del corazón de tantas personas que solo saben trasmitir dolor y violencia.

Sin contabilizar a las víctimas de abortos y de eutanasia que ya hemos normalizado como las muertes en el mar o la gente sin hogar… normalizar las situaciones de dolor hacen cada vez más inhumana nuestra sociedad y ese es el verdadero riesgo que cometemos.

Hoy en todas las Diócesis, en las Iglesias locales, en nuestra Iglesia de Ibiza y Formentera inauguramos el Jubileo al que el Papa Francisco en este año 2025 y que él mismo inició en la Basílica de San Pedro el día de Navidad y el día 26 en la prisión de Rebbibia en Roma.

Un año en el que el Papa nos convoca a ser «peregrinos de la esperanza». Esperanza. Es lo que necesita la sociedad en la que vivimos. Tenemos que ser signos de esperanza para todos aquellos que la han perdido. Poner nuestra mirada más allá de las desgracias y ver que Dios no se cansa de darnos la fuerza que necesitamos para poder superar todas estas situaciones de desesperanza.

Queremos pensar que no todo está perdido. Todo lo contrario. Seguimos buscando más allá de nuestras limitaciones razones para seguir esperando «unos cielos nuevos y una tierra nueva» (Apocalipsis 21,1).

No podemos vivir sin esperanza, como tampoco se puede vivir sin hogar, sin posibilidades de trabajo digno, de paz, de justicia… estos son los deseos para un nuevo año que iniciaremos en breve y que nos pide ser «peregrinos de esperanza».