Opinión | Para empezar

Ibiza, hemos montado el belén

Aquí están. María, José y el Niño. En un portal. Es lo único que han podido pagar, y dejándose prácticamente el 80% de su sueldo. El casero le llama portal pero más parece un corral. De hecho, lo comparten con una vaca y un buey. Y suerte. El calorcito que les dan ahora en invierno compensa el mal olor y la humedad. No hay puerta. Por el vano se les cuela todo: el frío, el calor, la lluvia, el viento...

No han encontrado nada mejor. Ese portal es el último escalón que les separa de vivir en la calle. Hace un tiempo que le dan vueltas a la idea. Lo están haciendo otros muchos. Montarse una chabola o una tienda de campaña en un recodo protegido del campo. Pero con la llegada del niño... Además, hasta en mitad de la nada ahora ya hay desalmados cobrando a precio de palacio cuatro maderos plantados en la tierra. Se lo comentaron los pastores, que duermen al raso, cuando vinieron a ver al pequeño. No pueden más, los pobres. Sacar adelante sus rebaños es cada vez más complicado. Se temen que correrán la misma suerte que las lavanderas. Desaparecieron del belén. El río se secó y ellas se evaporaron.

Eso sí, ni una gota en el río y el pasto de las ovejas y los corderos seco, pero arriba, en la zona alta, donde veranean Herodes y todos los de su clase, esos a los que salen los sestercios por las orejas, jardines como los de Babilonia. Frondosos y exuberantes. Con hojas tan brillantes que casi opacan los destellos de la estrella de Belén. Hace unos días que no se mueve. Está colgada en el cielo, paralizada. Se detuvo a la altura de la costa, sobre la playa. Parece ser que aquellos a los que guiaba han tenido problemas en su camino desde Oriente. Debían atravesar el mar de extranjis, ya que no tienen papeles. Y ahí se quedaron.

Lo que no falta en el portal son las serpientes. Después de lo de Eva, cuya tentación, a pesar de lo que diga el Antiguo Testamento, fue una aceituna y no una manzana, no han hecho más que reproducirse. Al ángel no lo busquen. Llegó, tan rubito y de ojos azules él, desde un país lejano, del norte, en busca de la popular fiesta nocturna de Belén... Se subió al balcón del portal y... Mejor no les digo cómo acabó. Bon Nadal!

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