Opinión | Tribuna

Contra la privacidad

Este gobierno se ha otorgado a sí mismo el título nobiliario de progresista y en virtud de tal honor concedido a sí mismo por sí mismo con la aquiescencia de la izquierda comunista retrógrada y antigualla y el beneplácito del nacionalismo excluyente con tufo a rancio y supremacista, gobierna contra la privacidad, la intimidad o la libertad con la excusa de anteponer a ella la seguridad y la igualdad. En virtud de este progresismo fatuo y fallido, el gobierno aprueba leyes y promulga decretos o maniobra sin pausa pero sin prisa en contra de lo privado porque lo enfrenta sin razón a lo público, aunque haciéndolo conculque derechos considerados hasta ahora como esenciales.

Los sufridos mutualistas de Muface vemos cómo Sanidad ya sin disimulos está dispuesta a liquidar la mutualidad, en contra de todas las evidencias de que tal supresión reportaría males sin cuento no solo a sus usuarios sino también a los de la sanidad pública que se vería más saturada de lo que ya está. Un modelo que funcionaba lleva años renqueando y camino de recibir el golpe de muerte como si la incapacidad de llegar a un acuerdo con las aseguradoras no supusiera un fracaso en lugar de un logro, pero para muchos es una medida de gran popularidad, pues en lugar de preguntarse si a ellos les beneficia en algo, que no es así, encuentran gran satisfacción en acabar con lo que ellos consideran un privilegio injusto.

El último logro del progresismo más liberador ha sido ordenar por decreto, que ya sabemos que el cielo se toma por asalto, que las recepciones de los hoteles exijan en un cuestionario inquisitorial una serie de datos personalísimos que recorren todo el arco de nuestra intimidad desde la familiar a la económica. Y una no se explica en razón de qué bien mayor le puede exigir el gobierno, amigo lector, que le desvele el número de su cuenta corriente o el grado de parentesco con la persona con la que se aloja, ni su sexo siquiera, dado que hoy se puede sentir mujer y mañana hombre. ¿O va a ser por eso por lo que el PSOE ha borrado el queer de su ideario?n

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