Opinión | Para empezar
Tenemos que hablar de las entradas de Can Ventosa
Hay que abrir el melón. Lo siento. Hay un problema, y grave, con las entradas para los eventos de pago (obras de teatro, concierto, charlas, monólogos, espectáculos de magia...) que se celebran en el auditorio de Can Ventosa. No puede ser que el precio de las entradas sea el mismo independientemente de dónde esté la butaca, de si tienes visión completa o no. En casi todos los teatros y salas del mundo, el precio de la entrada está en función de algo tan lógico como eso: qué ve o qué oye quien ocupa esa butaca por la que paga.
Pues resulta que aquí no. Paga lo mismo el que está en las primeras filas y bien cerquita del pasillo, es decir, centrado, con una visión de 180 grados del escenario, que quien tiene que conformarse con el gallinero, perdiéndose las expresiones faciales de los actores, y lo mismo que quienes no tienen más remedio que quedarse con los asientos de los laterales del patio de butacas, desde donde se pierden lo que pasa en parte del escenario.
No hay explicación posible, más allá de la dejadez, la desidia o la vaguería, para que no se haya habilitado un mapa del público, con zonas delimitadas y con tarifas diferentes en función de lo que se vea y se oiga. Hace unos años salí encesa com una abella, que decimos aquí (cabreada como una mona, en castellano y siguiendo con los símiles animales) tras ver a medias ‘El Cascanueces’. No había llegado a tiempo para conseguir una entrada de las buenas, de manera que tuve que conformarme con una de las esquinadas. Una parte de las bailarinas quedaban fuera de mi vista. Me las tapaba el mismo telón del escenario de la sala, que no se retira por completo. A pesar de eso, había pagado exactamente lo mismo que quienes tenían vista privilegiada: 36 euros del ala.
Este fin de semana me volvió a pasar lo mismo. Mis compañeros de los confines de las filas y yo nos pasamos la hora y pico que duró un espectáculo de magia tratando de atisbar los trucos. No sólo porque parte del escenario no se veía, sino porque, además, varios elementos de la escenografía (unos volcanes colocados en el borde de las esquinas del escenario) tapaban justo el centro de las tablas, donde sucedía toda la acción. Eso sí, habíamos pagado lo mismo: 20 euros.
¡Tarifas diferenciadas por zonas ya!
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