Opinión | El pulso de España
El ‘cucu’ y los presidentes
La vivienda, la financiación, la dana y la inmigración se cuelan en una Conferencia de presidentes crucial para España precedida de política ‘bajuna’
Los presidentes autonómicos se reúnen ¡por fin! en Santander para debatir sobre temas que interesan a España y a los españoles, vivan donde vivan, dejando supuestamente en segundo plano los intereses partidistas. La crisis de la vivienda; la urgencia de reformar el modelo de financiación; las consecuencias de la dana o el reparto de menores migrantes, están en la agenda. Para empezar la cumbre garantiza una foto que, durante mucho tiempo, ha sido quimera: los presidentes de las comunidades, junto al del Gobierno de la nación, retratados con el jefe del Estado sin que el representante de Cataluña excuse su presencia o haga ‘bomba de humo’ cuando se decida inmortalizar el momento de la reunión. Aunque el independentista Pere Aragonès estuvo en el último cónclave en Canarias, no quiso posar donde lo hacía el rey. En esto es el socialista Salvador Illa quien marca el punto de inflexión remarcando, como viene haciendo en meses anteriores, qué pretende decir al resto del país con su eslogan “Cataluña ha vuelto”.
Son otros catalanes, en este caso los siempre revoltosos y ruidosos dirigentes de Junts, los que han agitado la demandada cita (los populares han exigido la convocatoria de una conferencia de presidentes hasta la saciedad) reclamando a Pedro Sánchez que se someta a una cuestión de confianza: ya saben que eso lo hace un presidente solo si quiere y que el resto lo pide cuando no se atreve o no le interesa realmente promover una moción de censura. Órdago, foco mediático y jaleo-jaleo, por aquello de no caer en la indiferencia…
Ese jaleo-jaleo llega, bien es verdad, cuando el Gobierno de coalición estaba presumiendo de que las relaciones con sus socios parlamentarios, incluyendo a Junts, iban viento en popa. Que asomaban en el horizonte iniciativas legislativas o reformas de interés y que los presupuestos estaban en el horno. A los socios, y ya lo han demostrado en varias ocasiones, no les gusta que un gabinete en minoría y con debilidades crecientes venda sus apoyos como pájaro en mano y sugiriendo victorias parlamentarias a precio de saldo. Así que de vez en cuando tienen arrebatos y envían a Sánchez y a su equipo de ministros al rincón de pensar (PNV y Junts con el impuesto energético). O a la pista de baile política (busco esta metáfora por ser amable en vísperas de la siempre tierna navidad….) para mover el ‘cucu’ y hacer cesiones, como ayer le espetó sin muchos remilgos ni estilo la diputada catalana Miriam Nogueras al presidente.
“¡Mueva el culo!”, le espetó literalmente la parlamentaria de Junts en la sesión de control del Congreso. Traducción: venga Sánchez, baila el aviso que te ha enviado el jefe Carles Puigdemont, que está falto de atención, si quieres un acuerdo en inmigración para el que nos necesitas y que nos sentemos a hablar de presupuestos. Y Sánchez lo ha bailado y le ha concedido ya una reunión inminente en Ginebra con representantes de su partido. Sin descartar que él mismo, en algún momento, tenga que ir en persona a hacer alguna coreografía con el expresident si se ponen feas las cosas. Estrategias del ‘cucu’. Nueva política.
Afortunadamente y en paralelo se producen reuniones de nivel y envergadura donde los máximos representantes de la política española, obligados a verse cara a cara y a dar esa cara ante la ciudadanía, tienen que enfrentarse a tejer acuerdos o a rechazarlos, pero sin poder escapar de explicarnos qué hacen y por qué motivos. La Conferencia de presidentes es eso. Van ellos, pero es nuestra. De los ciudadanos. Merecemos, necesitamos y exigimos respuestas claras a la insoportable situación en el mercado de la vivienda, tema sobre el que unos y otros dicen –hasta ahora por ‘lo bajini’- estar dispuestos a un pacto, aunque sea de mínimos.
Necesitamos, merecemos y exigimos se que sienten las bases para reformar un sistema de financiación que es clave para mantener nuestro estado del bienestar, nuestros servicios públicos y garantizar que cuando llegan catástrofes como la dana, hay recursos para hacerle frente (por cierto, les animo a que vean la radiografía conjunta que han hecho los periódicos de Prensa Ibérica sobre el modelo ‘singular’ que necesita cada territorio).
Exigimos, necesitamos y merecemos que se le dé una respuesta digna a Canarias cuando solicita ayuda con los menores inmigrantes, sin que el tacticismo solape nuestra etiqueta de pueblo solidario donde los haya y defensor de los derechos con y de los más necesitados. Eso no está reñido con soluciones reposadas y, lo más deseable, acordadas, al fenómeno de la inmigración. Puestos a mover… muevan la voluntad de llegar a acuerdos de Estado allá donde el riesgo de desafección sigue creciendo. Les toca mover ficha. Bailen, pero recuerden que la pista de baile no es suya, sino de sus representados.
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